Scarlett.
Elizabeth descansa sobre la cama, ha dormido sola todas éstas noches y es que el miedo por tocar su piel y sentirla tan cercana me altera el alma por completo.
¿Seré digna de poder llevar su mano y acariciar su piel por la noche? ¿Seré digna de poder brindarle el calor que necesita?
-¿Por qué no haz dormido en la habitación? - Preguntó apareciendo en el salón.
-Porque... No siento que deba. - Murmuré.
-Hemos huido para abrazarnos...
-Hemos huido por tu bien, para evitarte sufrimiento. - Murmuré sirviendo una taza de té para ella.
Se sentó frente a mí en un vestido de flores muy lindo.
-Pero también porque nos queremos. - Murmuró observandome fijamente. - Es por lo que me he decidido a huir contigo.
-Sí, te quiero, Elizabeth. Te lo he repetido de sol a sombra... Te quiero, - Me acerqué a besar su cabello y ella sonrió levemente.
-No me acostumbro a la idea de llevar a alguien en mi vientre... - Murmuró. - Creo que esto no era lo que esperaba...
-Pero ya está. - Murmuré. - Es un regalo...
-No lo creo, desearía no tenerlo. - Murmuró.
-Será nuestro. - Acaricié sus hombros y ella levantó la mirada.
Besé sus labios con suavidad. Elizabeth y sus delicados labios, siempre tan paradisíaco.
Ni siquiera la poesía más bucólica que hable sobre campos rodeados de flores se sienten tan pura y satisfactoria como un beso de Elizabeth.
-Scarlett... Gracias por cuidar de mí. - Susurró. - ¿Qué he hecho de bien para merecerte en mis días?
-Nacer, Elizabeth. Yo he nacido para ti. - Susurré contra sus labios.
La cabellera castaño claro de Elizabeth estaba despeinada, creo que nunca ha existido un paisaje tan lindo como ella despeinada.
-Me gusta tu cabello así...
-Me gusta usted, señora Johansson. - Susurró contra mis labios.
Se puso en pie tomando mi cintura.
No llevaba corsé y tampoco mi formador de vestido. Aquél esqueleto pesado tan innecesario, no quería llevarlo hoy, sólo quería sentirme descansada.
Elizabeth bajó dejando un montón de besos por mi cuello y detuvo su cabeza en mi hombro.
-Estoy... Feliz después de años, Scarlett. Esto se siente diferente.
-Espero poder cuidar bien de ti, querida. - Murmuré.
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Estuve escribiendo, buscando una inspiración para algún poema digno de ser leído en voz alta o asumido como propio, sin embargo... Todo se detenía en el momento en el que miraba a Elizabeth en busca de luz, me perdía, me perdía observandola dibujar o acariciar su cabello suelto.
Elizabeth es como un retrato con aquellas acuarelas claras y brillantes.
Elizabeth es la mejor pintura que mis ojos han observado, ni siquiera la colección de retratos que mis padres tenían en casa son tan dignos de admirar como el rostro de la mujer castaña.
Oh, querida Elizabeth. Eres tan pura y amorosa que tu piel maltratada sólo deja ver lo bueno.
-Te ves bellísima frente a ésta luz, desearía dibujar como tu y poder retrarte para que permanezcas en la eternidad... Y la humanidad que nos sigue sea capaz de apreciarte en la posteridad.
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Medievales ; scarzzie.
أدب الهواة'Sí tu amor es un pecado, que me consuman las llamas del infierno.'