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Scarlett.

La ceremonia del compromiso se ha mantenido sobria y la gente ha tenido la frugalidad intacta.

Joseph bailó unos minutos conmigo y sentí que lo tenía todo. Es un gran hombre, maravilloso, algo inoperante de vez en cuando, sin embargo amoroso.

Minutos más tarde me vi atrapada en un deseo ferviente por besar a Elizabeth.

Su esposo la ha invitado a bailar en el centro de la pista, observo los ojos de ma'am Margareth. Ella está furiosa.

Elizabeth se ve feliz, ella sólo quiere ser amada... Desearía ser yo quien le da vueltas en la pista de baile de manera que su corazón lata acelerado hasta poder rozar mis labios con los suyos llevándola al borde de la locura enamorada.

Ella brilla sin intentarlo, ella es la luz cegadora que inunda la habitación por la mañana, es el calor del sol que nos quema en las tardes.

Se ve feliz.

La canción acaba y Joseph decide bailar con Elizabeth. Robert me invita a bailar, acepto disgustada sin poder soltar improperio alguno.

Danzamos fingiendo no odiarnos, pero mi alma me pedía a gritos que lo alejará con un único y certero golpe en su mejilla.

Al detenernos dejó un beso en mi mejilla y de manera respetuosa me entregó a mi esposo.

-Querida, los varones iremos a ver el establo, mi padre ha asegurado que los ejemplares de éste año son dignos de ganar una carrera. - Sonrió orgulloso. - Nos vemos en un rato, las damas podrán disfrutar del banquete.

-Ma'am Margareth va con ustedes. - Murmuro al ver como toma el brazo de Robert y caminan fuera.

-Ella es la sombra de Robert. - Murmura mi prometido. - Nos vemos.

Se aleja con elegancia caminando junto a su padre.

Balbina se acerca a pasos lentos y se pone a mi lado.

-Elizabeth me ha contado lo que sucede. - Murmura. - ¿Qué hará, señora Johansson? - Pregunta.

Las damas se agrupan en un rincón a jugar dominó.

Lo medito unos segundos. ¿Qué haré?

-No sé, ma'am. Siempre he tenido claro lo que hago y el por que... Pero no quiero condenar a Elizabeth a un castigo como el mío.

-El castigo ha de ser para quien comete un error profundo... Amar no significa errar, amar es mucho más complicado y a la vez sencillo que eso.

-No entiendo el punto. - Murmuré. - Elizabeth no merece más...

-Elizabeth ya vive un infierno. - Murmuró ella. - Depende de ti rescatarla y enseñarle que... Da igual sí en el final de su vida arde... Lo importante es que no se deje consumir antes de tiempo.

-¿Me ayudará, ma'am? - Pregunté luego de varios minutos en silencio.

-Por Elizabeth soy capaz de venderle mi alma al mismo demonio, señora Johansson. Yo sólo anhelo felicidad en la pequeña.

-Yo también anhelo lo mismo... Elizabeth merece ser amada.

-¿Y quién más que tú para hacerlo? - Preguntó Balbina girandose en mi dirección.

Mi mirada buscó a Elizabeth entre la multitud y noté como ella también me buscaba. Huyó hasta la escalera despavorida luego de nuestro pequeño encuentro visual.

-Nadie más que yo... - Murmuré.

Balbina levantó su copa y yo la mía, brindamos en silencio. A sabiendas de que esto estaba comenzando.

Medievales ; scarzzie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora