Medievales ; scarzzie.

21°

Elizabeth.

-Scarlett, no. Dime... ¿Dónde está? - Pregunté ocultando mi nerviosismo. - Balbina. ¿Dónde?

Balbina recostada en su cama suspiró y tomó mis manos entre las suyas.

-Joseph la ha ocultado en una propiedad que le he regalado cuando era pequeño... Nadie sabe de aquel lugar, sin embargo...

-¿Qué?

-No sabemos que sucederá, ya que... Robert ha aparecido vivo, y vendrá a reclamarte como su esposa.

-No, yo...

-Lo sé, estás casada con Joseph. Jonas le ha dicho a Margareth que no permitirá escándalos por mujeres ya que ha sido suficiente enterarse de que la ex prometida de su hijo estaba manchada y que hará lo posible por encontrarla y...

-Asesinarla.

-Hacerla pagar por sus pecados... Dicho de manera religiosa. - Murmuró ella soltando una tos.

No... Ellos no pueden lastimarla.

-No los dejaré. Sí ella va a morir... Será tomando mi mano, no sola ni en manos de unos cerdos egoístas y arrogantes.

-Elizabeth... Querida, no sé sí lo mejor sea...

-No, no, Balbina. Le pediste a Scarlett no cometer errores, yo no cometeré los que tu cometiste con...

-No es igual, Elizabeth. Tienes un hijo.

-Con un padre maravilloso, Scarlett no va a morir sola, no permitiré que la lastimen.

Me levanté rápidamente a pesar de los llamados insistentes de Balbina. Caminé por la casona buscando a Joseph en algún lugar, necesitaba irme de aquí.

-Querida mía.

La voz de Robert me hizo frenar mis apresurados pasos, me giré y lo observé fijamente.

-Robert.

-El mismo, tu esposo. - Sonrió burlón. - Una mujer dichosa con dos esposos... Y una esposa. - Espetó con asco. - Encontraron tus dibujos en la cabaña, firmados por una pequeña 'L' - Mencionó. - ¿Te llamaba 'Lizzie'? - Comentó fingiendo ternura.

-No sé de que hablas.

-Querida jamás fuiste buena mintiendo. - Sonrió. - Jamás haz sido buena en nada, ni siquiera como esposa.

Se acercó hasta mí e intento golpearme, sin embargo lo detuve con un empujón.

-¡¿Qué haces?!- Gritó. - ¡¿quién te crees que eres para tocarme?!

-Un ser humano con los mismos derechos que tu. - Gruñí y me di media vuelta.

Lo sentí tomar mi cabello y lanzarme al suelo. Mi cabeza impactó contra la pared.

Lo último que vi fue el rostro de mi amada sonriendo y todo se volvió negro como las noches de los inviernos más fríos.

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Joseph.

Mi hijo camina por la pradera mientras yo mantengo el puro encendido en mi boca. El nerviosismo me carcome, no quiero dejar a Scarlett tanto tiempo sola, pero no es seguro para mí llevar a Elizabeth... Y con para mí me refiero a no es seguro para ellas y Scarlett me ha pedido que en el peor de los casos cuide de Elizabeth.

-Theo, camina con cuidado. - Murmuré viendo al pequeño correr tras una mariposa. - Theo te he dicho que...

Escuché gritos seguidos por mi amada Balbina saliendo en su pijama persiguiendo a Robert quien arrastraba a... ¡Elizabeth!