Temporada 2

22

Estoy haciendo todo lo posible para no vomitar la comida que he ingerido hace un rato, mi estómago da vueltas como si fuese una lavadora.
Estoy mareada y mi cabeza empieza a doler, todo esto a causa del problema con Maccini y de la poca información que tengo sobre mi hija.

No se si Daryl sabe que he desaparecido, no se si esta enfadado o preocupado. No le gusta cuando me meto en la boca del lobo, pero este lobo me tiene contra la espada y la pared.

Después de cenar Maccini me llamo para decirme que esos hombres van a venir dentro de una hora.

Miro el reloj, bueno, media hora.

Mis ojos van hacia la ventana, ya esta empezando a oscurecer, pronto se hará de noche.

Voy al baño, me lavo los dientes con el cepillo que ofrece el hotel y peino mi corta melena. Ajusto mi ropa y miro mi reflejo en el espejo.

***

Dos minutos.

Esta media hora he dado vueltas como una gallina sin cabeza y e intentado calmarme.
Camino al baño, cierro y abro el grifo para refrescarme.

Mojo mi cara unas cuantas veces, levanto la cabeza al escuchar la puerta y unos pasos acercarse.

—Daila, nos envía Maccini.

Un nudo se forma en mi garganta, trago saliva.

—Ahora salgo, un momento.

—No tardes.

Por su voz puedo intuir que están cerca de la puerta del baño, me seco la cara y cojo la pistola.

Aprovecho que el grifo sigue corriendo para preparar la pistola. Cierro el grifo y cojo aire, todo por mi hija.

Abro la puerta y apunto a uno de los dos hombres, aprieto el gatillo pero no sale nada.
Entonces me doy cuenta de algo, no quite el seguro.

Los dos hombres se miran y sacan sus armas, le quito el seguro y disparo a uno antes de que me disparen a mi. 

El hombre cae al suelo, disparo en la pierna al otro hombre y vuelvo al que esta tirado en el suelo disparándole 3 veces más para asegurarme de que esta muerto.

Fuera de la habitación se oyen gritos y a mucha gente correr, los disparos deben haber llamado la atención.

Distraída por el ruido de fuera no me doy cuenta de que el hombre me dispara en la pierna, grito y me apoyo en la pared.

—Hijo de puta —murmuro haciendo una mueca de dolor.

Estoy segura que los hermanos Ortega y Joe habrán vivido muchas cosas, cosas como estas que saben manejar mejor que yo.

Al contrario que ellos, yo viví una adolescencia tranquila, y intento manejar esto como puedo.

Pensar en caliente me ha llevado a tomar malas decisiones, pero tengo que salir adelante cueste lo que cueste. Por mi familia, y eso incluye a los hermanos Ortega.

Me giro apretando el gatillo dos veces y el hombre cae al suelo.

—Esto por mi hija, capullo.