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Ambos superiores se miraban en un incómodo silencio mientras uno de ellos tenía al rubio tras él y el otro al peligris.

Y estaban exactamente detrás de sus parejas respectivas de trabajo

Por órdenes de sus superiores ambas parejas habían realizado un intercambio de compañero.

Gustabo tras Horacio miraba a Volkov con el ceño fruncido, con recelo, mientras Volkov mantenía su poca expresividad a raya para no descontrolarse y saltar sobre el contrario para atacarlo.

-¿Cree que esto será efectivo, Conway?- preguntó Horacio, alzando una ceja extrañado ante aquella decisión de sus superiores. -No creo que nosotros, dos novatos dentro de todo este mundillo, seamos la mejor pareja, tal vez incluso muramos antes de empezar una misión.-

-También le digo que la última vez que me fui con este casi me come un robot- agregó en apoyo de su amigo apoyando su codo sobre el hombro de su compañero, creando una cercanía amistosa la cual Volkov veía con el ceño levemente fruncido.

-Los robots no comen humanos, directamente es que no tienen los mismos métodos alimentarios que nosotros, los humanos, por lo que sería técnicamente imposible que un robot te comie--

-Cierra la boca, Volkov-

Al ser callado por el ex superintendente carraspeó con su garganta para agregar un 10-4.

-Y Horacio- Conway hizo una pausa para mirar de reojo a la pequeña niña que acompañaba al de cresta y a Volkov cuando fueron llamados, que ahora se encontraba jugando con la maqueta de un barco que el mayor tenía en su escritorio. -Devuelve a la niña a psiquiatría.-

-Ehhhh, bueno, 10-5 compañero.-

-¿Como que 10-5 capullo?- el de pelo canoso sacó de entre su cinturón una porra que llevaba, porra que había conseguido gracias a que se puso a rebuscar entre sus antiguas pertenencias.

Su mano ocupada por la porra vaciló descaradamente con alzaba, dispuesto a golpear al de cresta.

El peligris por puro impulso sostuvo con fuerza la muñeca de su superior, apretando el agarre al ver como el contrario trataba de liberarse.

-¡Sueltame gilipollas! ¡Pero que te crees que haces!-

Al hacer caso omiso a su orden el de cresta paso su mano por su propio rostro, frunciendo el ceño.

-Joder...- murmuró para si mismo, rodando los ojos mientras se acercaba al ruso, colocándose tras este mientras alzaba una de sus manos al hombro del mayor, dando un pequeño apretón en este. -Puedes soltarlo, no va a golpearme.-

Y nada más recibir aquella orden lo soltó de inmediato, viendo como el mayor apretaba el agarre en la porra, cosa que fue notada por los nudillos blancos que se mostraban.

-Ya está viejo, vámonos a comer.- trató de desviar de tema Gustabo, colocando su mano sobre la que empuñaba la porra con gran fuerza.

El mayor al sentir su toque lo miro fijamente a los ojos, aún con el ceño fruncido en el rostro, pero aflojando su agarre en la porra.

-Volkov, vámonos nosotros también y será mejor que cojamos la comida para llevarnosla a la habitación, pero primero llevemos a Eli con su cuidadora.-

Aquella idea fue de tanto agrado para el ruso que al momento se olvidó de la presencia de los otros dos compañeros y formó una pequeña sonrisa para su Horacio.

-10-4, Horacio.- habló suavemente, mientras se dirigía a la salida del despacho junto a su compañero y la niña que sostenía la mano del de cresta y uno de los dedos del ruso entre sus manos.

•∆• Trabajando con mentes criminales •∆•  {VOLKACIO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora