•∆• Trabajando con mentes criminales •∆• {VOLKACIO}

•∆• 13 •∆•

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-No entiendo todavía que coño hacemos aquí- rechistó Conway mientras estaba apoyado en una de las paredes de la tienda, la cual daba de frente con los vestidores.

-Buscarle ropa nueva mi niño.- Respondió con obviedad el rubio. -Que con la ropa que tiene parece que va de funeral todos los días o que te vas a sacar una navaja y te la va a clavar en toda la cabeza.-

El de cresta salió por séptima vez con otro conjunto completamente diferente al anterior.

-Este se parece a mí uniforme de maruja tío, como odiaba esa ropa de mierda, cada vez que me la ponía me daba algo, y encima el uniforme de maruja en acción tampoco es que fuese mucho mejor.- hablaba el de cresta bajo la atenta mirada de sus dos acompañantes.

-Para mí es una maravi--

-Una puta mierda, vámonos ya-

Gustabo miró de reojo al mayor para después de eso soltarle un pequeño codazo en su costado provocando que el mayor hiciera una mueca de desaprobación.

-Una maravilla, ¡Horacio te queda genial!- dijo en el tono más "amable" y sarcástico que pudo Conway. -Elije ya una cosa y vámonos de aquí gilipollas.-

-Es que siempre liandola Horacio, pones al viejo de mal humor- le reprochó el rubio a su hermano con una mueca extraña, tratando de ocultar su sonrisa.

-Conozco esa cara, manipulador de los cojones.- Conway le miró serio mientras metía la mano en su bolsillo derecho del pantalón de traje que llevaba. -Tira a pagar capullo.-

El canoso le entregó al rubio una tarjeta negra decorada con pequeñas líneas doradas, por el contexto de la conversación pudo entender que era la tarjeta de crédito del mayor.

-Joder con papu, nuestro sugar daddy ¿eh, Horacio?.- bromeó Gustabo para luego irse a la caja a pagar, como pudo, ya que no entendía el idioma, para él todo lo que escuchaba era "chino".

Conway comenzaba a fruncir el ceño, como de costumbre hacia, por la broma de Gustabo, pero relajó este al tener ya a Horacio frente a él con su ropa puesta.

-¿Ya nos vamos?- preguntó el de cresta viendo a lo lejos a su hermano gesticular algo extraño con la dependienta.

-Cuando Gustabo termine de pagar nos piramos, pero no sé...- el de lentes de sol giró ciento ochenta grados para encontrarse la misma escena que Horacio estaba viendo. -que coño hace bailando como si tratase de reproducirse.-

-Pfff...-

El de cresta soltó una leve risa viendo la escena, que ahora parecía mucho más graciosa después del comentario del mayor. Ambos se acercaron al rubio y Conway se encargó de pagar la ropa, pasó la tarjeta por el datáfono para hacer el pago de forma directa con el dinero que tenía guardado en el banco y agarró las bolsas que le entregaron, pasandoselas a Horacio.

Antes de salir del centro comercial donde se encontraban Horacio decidió parar en una tienda de maquillaje, con la idea de comprarse un delineador, ya que el suyo hacía tiempo que de gastó, y sentía que si volvía a vestir como antes necesitaba eso tan característico en él como lo era una pequeña raya negra en el ojo que agrandaba sus ojos para las vistas ajenas.