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-Kovacs, escucheme, esto no es una broma, la puta hoja no está.- susurra con el ceño fruncido mientras tenía el teléfono con una llamada en altavoz.

~Como no va a estar la hoja H, esas cosas no caminan solas, ya se lo aseguro yo~

~Harlan Kovacs, el chaval está preocupado de verdad, no bromees.~ le retó una voz femenina al contrario.

~Lo siento cariño, lo siento~. Sonaba arrepentido verdaderamente. ~Vale, mira a ver si dejado de la almohada~ retoma la conversación con el Federal mientras se tomaba una nueva cucharada de su tazón de cereales.

-¿Y por qué coño iba a estar debajo de la almohada?-

~¡Harlan!~ riñó de nuevo la mujer del comisario.

~¡Oye que lo decía en serio! Si no...eh...no se, pregúntale a Gustabo o al último que haya estado allí si la ha visto.~

-Pero que es imposible esto Kovacs...joder, no importa, me acuerdo de todo, tal vez el sistema Sybil este se rayó mientras limpiaba mi cuarto y se lo tragado, ¿Vale? Calma...-

~Estoy calmad- ¡ah! ¡Pero cariño!~

~Es que te lo mereces, ¡eres tontisimo Harlan!~

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-Venga, chao-

~¡Adios!~

Colgó la llamada después de despedirse de la pareja mientras tenía una pequeña sonrisa en el rostro. Siempre le había gustado hablar con la pareja, sin duda era su parte favorita del día, sentía como si el cariño que la pareja le daba, era algo paternal.

Se fijó de nuevo en la pantalla de su móvil.

-¿Y esto?-

Si ceño se frunció mientras trataba de recordar en qué momento había cogido una llamada de Ebaristo y había hablado con él el día anterior. Ahora la sospecha que tenía de que alguien lo había robado aumento por segundos, no sólo había robado la hoja si no que había cogido su móvil.

Decidió llamar a Ebaristo de vuelta.

Un tono.

Dos tonos.

Tres tonos.

Cuatro tonos.

Nada. Volvió a llamar de nuevo mientras se dedicaba a apuntar de nuevo la información que tenía en aquella hoja ahora desaparecida.
De nuevo

Un tono.

Dos tonos.

Tres tonos.

Cuatro tonos.

Y nada. Soltó un suspiro, tal vez estaba ocupado y por eso no cogía la llamada.

-No te preocupes...estará ocupado trabajando.- se dijo a si mismo.

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-A-...ah~- un pequeño gemido ahogado se escuchó en el oído de Conway mientras este se mantenía con el ceño fruncido mirando los informes de su ordenador. Algo ya molesto giro a ver al proveniente de aquellos falsos gemidos, encontrándose con la socarrona sonrisa del rubio mientras está vez soltaba un gemido más fuerte, contra el rostro del mayor, para luego alegarse soltando varias carcajadas.

•∆• Trabajando con mentes criminales •∆•  {VOLKACIO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora