☽ DOS ☾

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Omnisciente

— ¡Kagome!.

Sus brazos rodearon con alegría el cuerpo de la recién llegada, quién no dudó en corresponder.

— Sango. ¿Que ocurre? Te dije que estaría bien. —rió—

— aún así me preocupo por ti, somos amigas. Y tardaron dos días. —Kagome rió por la queja de su amiga y respondí—

— lo sé, disculpa. Todo está bien, solo venía a despedirme, iré a mi época un tiempo. —le informó— necesito que cuides de Lápiz y Rubí.

— ¿Lápiz y Rubí? —dudó—

— los dos cachorros Youkai que encontré. Así les puse, Lápiz y Rubí.

— oh. Son lindos nombres ¿Pero porque así?.

— sus ojos. Azul como el lápiz y rojo como el rubí.

Su amiga rió por la ocurrencia y tomó a los dos pequeños que le estaba pasando.

— Señorita Kagome. —saludó el monje, que recién había salido a la búsqueda de la exterminadora, encontrandolas juntas—

— Monje Miroku. Vengo a despedirme

— ¿Ya se va?.

La azabache afirmó con una sonrisa colgando mejor su morral.

— entonces permítanos acompañarla —ofreció y obviamente su compañera aceptó—

Al llegar al pozo se despidió con la mano sentada en el borde de la construcción y saltó.

Sango se estaba dando la vuelta cuando los dos pequeños Youkai en sus brazos saltaron al pozo detrás de ella.

Sorprendidos, se asomaron para asegurarse del bienestar de los cachorros, pero no encontraron nada.

— ¿Cruzaron en pozo?.

— pero ¿Cómo?.

Mientras, en el otro lado del devorador de huesos, la veinteañera ya estaba saliendo de la capilla cuando los gemidos y chillidos de los Youkai la hicieron detener.

Rápidamente se asomó para serciorar que no estuviera alucinando ni mucho menos. Pero no, los dos cachorros Youkai estaban allí.

— ¿Que hacen allí? —chilló para bajar las escaleras e ir por ellos— ¿Cómo lograron cruzar?.

Los dos Youkai simplemente se acurrucaron en sus brazos y pecho. La de ojos chocolate suspiró meneando la cabeza para empezar a subir la escalera y salir de allí.

— hola hermana ¿Que es eso?.

Preguntó un Sota de once años apenas la vió entrar en el templo con los dos cachorros.

— Son Youkais. Son muy pequeños y me siguieron hasta acá.

— genial. Son muy lindos ¿Puedo cargarlos?.

— claro. Pero ten cuidado.

— Uy. Pesan bastante.

— voy a darme un baño para empezar a trabajar ¿Deacuerdo? Por favor dales algo de comer, son algo quisquillosos con lo que comen.

— ahg. No soy tu criada hermana. —bufó—

La Miko solo soltó un largo suspiro y fué a su habitación a darse ese baño.

(...)

Ya era de noche, los dos pequeños cachorros Youkai dormían en una manta sobre la cama de la azabache, justo junto a su almohada. Mientras la chica terminaba de hacer un cuadro que reflejaba una puente sobre las nubes.

Hasta Encontrar La Felicidad [Sesshome]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora