Kagome
— ¡Mamá!
Aún agotada, miro a mi precioso Kitsuné, que señala el cuerpo de Naraku que se remueve en el piso.
Había olvidado que no lo maté.
— ¡Está vivo!
— no te muevas, iré enseguida.
Intento levantarme, pero las piernas las tengo dormidas, resoplo y miró a mi esposo.
— ¿Me cargas? Tus hijas se niegan a que me levante.
Veo una pequeña sonrisa en su cara, pero me carga al estilo nupcial, acercándome a Naraku y sus secuaces, que despiertan tocando su cabeza.
Sonrío al verlos desconcertados, pero no intentan escapar.
— bienvenidos de nuevo al mundo —me burlo un poco—
Kagura se levanta molesta e intenta hacer su baile de las cuchillas, pero estás desaparecen antes de tocarme. Su cara es simplemente lo mejor que he visto.
— ¿Kagome?
— todo bien —le digo a mis amigos—
Miro a nuestros enemigos sin dejar de sonreír.
— creo que no han entendido porque siguen con vida, así que se los diré.
Ellos me miran fijo y en su mayoría furiosos, como esperando el ataque.
— ese tatoaje en sus manos —señalo lo que se formó gracias a la mordida— los convierte en mis lacayos. Me pertenecen.
— ¿Que?
— ¡Estás loca!
Byakuya y Naraku están blancos como papel, Kanna y Hakudoshi siguen inconscientes y Kagura es la única que lanza insultos a diestra y siniestra. Yo solo me enfoco en el tatoaje de los chicos.
Un círculo que tiene escrito un lema de lealtad en romano, justo en el medio, tiene mi sello. Una medía luna con flores de Sakura en un costado. Luce como algo que dibujarías en el suelo para invocar a un demonio.
Shale, tenemos un Sebastián.
... ¿Le vamos a confesionar los primeros esmoquín de la historia?
Diría que no, pero la idea me emociona.
— Kagura, quédate mute un rato.
Su marca brilla mientras ella mueve la boca, pero nada sale de su garganta.
— si te portas bien, puede que sigas vivas, de lo contrario, te daré a Ker como juguete.
Ella no entiende mis palabras, pero está roja e intenta seguir gritando. Obvio no puede.
— Kagome ¿Estás segura de esto?
— pues, matarlos como si nada luego de todo lo que hicieron es un desperdicio. ¿Porque no reducirlos al humillante puesto de siervo? —me rio un poco—
— no entiendo tu sentido del humor —gruñe InuYasha—
Resoplo.
A este hay que explicarle con muñequitos.
— ¿Que se va a sentir, Naraku? —le pregunto mientras Kikyo se acerca a darme el fragmento de la perla que recién tomamos— estar tan cerca de tus enemigos sin poder hacer absolutamente nada, ser castigado por mi cada tanto ¿Que se va a sentir tener las manos en nuestros cuellos sin poder hacer más que mirar?
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Hasta Encontrar La Felicidad [Sesshome]
FanfictionYa sabía que lo que en algún momento sintió por él no sería correspondido. Después de todo Kagome sabía que su corazón grita el nombre de otra mujer y no podía hacer nada al respecto. Se había cansado de todas esas promesas que no se cumplieron. Así...