Antojos nocturnos

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Abrió sus ojos viendo a través de la ventana, aún era de madrugada y tenía hambre, volteó para sarandear a su esposo, pues se sentía muy perezoso para ir el mismo por algo de comer, aunque sólo escuchó una queja de parte de Shikamaru que rápidamente le dio la espalda, así que otra vez volvió a menearlo, para tener al Nara despierto.

—Shikamaru —jadeo molesto —tengo hambre, despiertate

—Déjame dormir —se tapó la cara con la sabana, dándole más la espalda a Neji.

—Andaaaaa —volvió a sarandearlo, ya tenía tres meses de embarazo y se sentía más cansado de lo habitual. —¿Shikamaru? —lo llamó sin recibir respuesta —está bien, quédate acostado, si me pasa algo queda en tu consciencia —acarició su vientre levemente abultado —¿ves bebé? No contamos con tu padre.

—Eres un manipulador —Shikamaru se levantó despavorido, poniéndose sus sandalias, el cansancio se le veía en los ojos —¿Que vas a querer?

—Sandía y ¡oh! Traeme dangos

—Neji, son las tres de la mañana ¿donde pretendes que consiga una sandía y unos dangos?

—Ya no me traigas nada —se acostó arropandose de pies a cabeza, haciendo un berrinche de niño chiquito.

—Pero Neji —llamo a su esposo pero este no respondió —que fastidió —salió por la puerta sintiendo el frío golpear con furor su rostro, adentro sus manos en sus bolsillos, observando la inocua luz de los faroles.

Suspiró agotado, tenía que estar a las siete en la oficina de la hokage, la vida era un completo fastidió. Luego de merodear por media hora entre puestos cerrados y vacíos, vio un minimarket que decía "abiertos 24 horas" vio la gloria a pocos pasos de dónde estaba, sólo le resaba a todos los dioses porque las cosas que pidió Neji estuvieran ahí.

Se desplazó por la pequeña pero muy colorida tienda, yendo al área de frutas que por kami-sama quedaba una sola sandía, la tomó entre sus brazos y la acuno con felicidad, ahora yendo al área de dulces, que por un demonio ¡no habían dangos! Se acercó hasta la caja para pagar la fruta, mirando con desgano a la persona que atendía el lugar y oh sorpresa, ese chico tenía una filita de dangos detrás de la caja registradora.

—¿Cuantos por los dangos de ahí? —siseo ya con la sandía pagada.

—Lo siento, no están en venta.

—Amigo, son casi las cuatro de la mañana, mi esposo me está esperando enojado en casa y se pondrá peor si no le llevó lo que pidió, así que por favor ¿cuantos por los dangos?

—Ya te dije que no están en venta —afirmó de manera deliberada.

—¿Entonces tendré que matarte para llevarmelos? —lo tomo de la chaqueta de forma amenazante —trabajar con la hokage tiene sus ventajas ¿sabías?

—¡Llevatelos gratis! —grito de forma desesperada, ese chico le daba miedo.

—Muchas gracias, linda madrugada.

Tomó los dangos y la sandía encaminandose con desgano hasta su casa, vaya madrugada. Se adentró a su hogar sintiendo el calor de la vivienda de una forma abrazadora, cada vez más su casa se sentía de manera acogedora. Subió despacio las escaleras, yendo con rapidez a su habitación, en dónde encontró a un Neji con las sábanas en el suelo y su vientre descubierto, incluso tenía un poco de saliva escurriendo de su boca entreabierta, sonrió con ternura sintiendo su corazón calentarse, le daba pena el simple hecho de tener que despertar al azabache.

—Neji —lo movió de forma suave, sintiendo como el azabache se removia ante su toque. —Neji

—¿Que quieres Shikamaru? —adormilado apenas abrió sus ojitos, teniendo al Nara demasiado cerca.

Obligados a estar juntos |Shikaneji|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora