Toque suave e inerte

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El rechinido de sus pies se escuchó por todos los espacios vacíos, cerró la puerta tras de si abandonando la habitación de su hija dormida. Con un poco de frío acarició sus manos en busca de un poco de calor, se adentró a la ducha quitando su ropa, sollozo un poco, tapando su boca ¿acaso había algo malo con él? Cuando Shikari nació a las semanas estaba entrenando y haciendo ejercicio a más no poder, aunque era cierto que había adquirido un poco de curvas y que algunas estrías brillaban con esmero en su lechosa piel, pero ¿eso lo hacía ver desagradable? Su hija iba a cumplir dos años y justamente hace dos años su esposo no lo había tocado, sabe que su matrimonio no inició con amor, eso lo sabía  perfectamente, pero ahora sentía tanto por ese hombre, que le dolía el pecho de sólo pensarlo.

Entonces ¿que había cambiado? Los besos seguían, al igual que las palabras dulces, pero nunca llegaba ese ansiado  toque que lo hiciera sentir deseado, si él no era suficiente para su esposo ¿tendría este a alguien más? ¿A alguien de esbelto cuerpo y figura magistral, de largas piernas, cabello brillante y de sutiles ojos bellos?

Ya no sabía si por su rostro rodaban lágrimas o simplemente agua que caía de la ducha, no estaba tan mal ¿cierto? Cerró el grifo tomando una toalla que anudo a su cintura, maldicio por lo bajó, había olvidado su ropa y no la había entrado en el baño, ahora mismo sentía mucha vergüenza de que su esposo lo viera aunque sea un poco desnudo, no después de tanta confusión que se instalaba en su cabeza.

Con mucha desconfianza se adentró a su pieza, observando al Nara mirar a través de la ventana, tragó el nudo que se posicionaba en su garganta, sacando su ropa interior de la gaveta barnizada, cuando desplazó el pedazo de tela sintió una profunda mirada en su espalda, jadeo por lo bajó por la extraña atmósfera que se había creado, con rapidez se colocó su pijama adentrándose a las cálidas sábanas ¿acaso quería llorar otra vez? No, lo que realmente quería era sentirse amado, sentir un toque suave en su densa piel y tal vez un poco de dulzura ¿era eso mucho pedir?

—¿Acaso hay alguien más? —susurró por lo bajó, el silencio que mermo la habitación le dio a entender que el Nara no había escuchado. Se resignó a dormir, sin siquiera un buenas noches.

—¿Por qué debería tener a alguien más teniendote a ti?

La pregunta sopeso en el aire, sintiendo su corazón salirse de su caja torácica ¿que debía responder? ¿debía dejarle en claro sus inminentes agobios o simplemente callarlos?

—Quisiera saber ¿quién ha sido el responsable de atrofiar tu mente? —se acercó despacio, sentándose al borde de la cama, sin siquiera recibir un alegato u ofensa. —Neji, no te guardes tus agobios, yo aminoare la carga de ellos ¿dime mi resplandeciente estrella, que sucede ahora en tu cabeza?

Con timidez se descubrió de las incipientes mantas, dejando a relucir su rostro taciturno con rasgos de notoria tristeza, sus ojos lucían decaídos sin un ápice de brillo.

—¿Te resulto desagradable?

La pregunta lo golpeó con dureza ¿como su esposo pensaba tal blasfemia? ¿había dicho o hecho algo para que Neji pensará de tal manera? Había prometido matar a cualquiera que le hiciera daño al azabache y sin embargo, estaba rompiendo esa promesa, siendo él el responsable de mermar augurios en su delicada estrella.

—Neji ¿como podrías decir tal insulto?

El silencio otra vez reinó en la habitación, causando estragos en sus huesos, dejando que el vacío inerte los invadiera, haciéndolos sentir frágiles como unos simples trozos de un cristal roto.

—Entonces ¿por qué ya no me tocas?

Se pasmo en su asiento, sintiendo escasez del aire a su alrededor ¿eso era la inminente tristeza que invadía a su chico? Mierda lo había arruinado, simplemente quiso darle su espacio, no quería obligar u presionar a hacer algo en lo que tal vez no se sintiera cómodo ¿que si quería tocarlo? Se moría por hacerlo, cada día era un suplicio; tener que ver a Neji envuelto en un kimono de una tela tan fina que se amordaba a sus caderas y a su linda cintura era como un martirio, moría por llevar sus dedos a su abdomen y besar con destreza su cuello ¡claro que quería tocarlo! Pero era más fuerte su amor por respetarlo que hacer algo totalmente fuera de sus casillas dándole paso a sus inquietantes impulsos.

—He morido por tocarte, Neji —guió sus dedos hasta la mejilla tibia del azabache
—pero yo no sabía si tú querías ser tocado —deslizó sus dedos inquietos por los dulces labios de su esposo —déjame amarte como se debe

Inclinó su cabeza hacía el cuerpo ajeno, iniciando un beso que le robó todo el aliento; la boca del ex-Hyuga era dulce y cálida ¡era como probar lava ardiente! Neji era adictivo, como una droga en pleno apogeo. Adentro sus traviesas manos por el pijama del azabache, tocando cada espacio de piel expuesta, cada toque quemaba en sus entrañas, el dulzor que Neji emanaba le producía ansias.

Sin siquiera medirse rompió la camiseta del azabache, seguido de sus holgados pantalones, lo escucho refutar en medio del beso, pero no tenía tiempo para pensar en unas simples pijamas, luego se las repondria.

Sin vacilación llevó su boca a su oído, lamiendo el glóbulo de su oreja, deleitandose con los suaves jadeos que escapaban de la boca de su esposo, guió sus manos hasta sus caderas, amazando la carne de esa zona, su esposo era suyo, no le importaba ser un  posesivo de mierda, nadie podría tocar a Neji.

Situó sus ojos en las estrías que marcaban los muslos de Neji, guiando su lengua por ese espacio que le resultaba una perdición delirante, no había duda que Neji era un infierno que irradiaba pasión y sobre todo una gran fascinación.

Sin pensarlo bajo el dobladillo de los boxers de Neji, sintiendo un leve temblor de parte del ex-Hyuga.

—Mi pobre bebé —besó el muslo interno del azabache, creando un caminito de saliva —has estado tan ansioso ¿verdad?

—Shi-Shikamaru —tembló bajo el toque de su esposo, esa voz rasposa lo hacía delirar.

—¿Si cariño? —adentro un dedo previamente húmedo a la caliente entrada del azabache, sintiendo como se retorcia ante su toque. —Seré muy suave sólo si te portas bien ¿serás un buen chico?

—L-lo seré —un gemido bajito salió de sus labios sintiendo el revoloteo de su pelvis, el simple hecho de estar jugando este extraño juego lo tenían ansioso.

Cada toque era calcinante, era como si los dedos del Nara quemaran cada parte de su piel, gustoso recibió dos dedos de golpe, quería gemir alto, pero era consciente de que su bebé dormía plácidamente, no iba a correr el riesgo de despertarla.

Aunque se olvidó del mundo al sentir de lleno al Nara, se había perdido tanto en su mente que no se dio cuenta en que momento estaba listo, mordió con fuerza sus labios, al punto de sentir el sabor metálico de la sangre, los dedos del pelicastaño apricionaban con fuerza cada extensión de su piel, sabía que iba a dejar marcas, conectó su mirada con la de su esposo y claramente su intención era hacerle ver al mundo que era de su propiedad.

Sus dedos de los pies se retorcieron al sentir una estocada tan certera generando demasiado placer, cada toque era como perderse en un paraíso de perdición. Enrollo sus piernas en la cintura del mayor e incluso arañó su espalda, sintiendose tan deshuesado, y agotado, había conseguido mucho más de lo que había querido.

Sus ojos se fueron hasta atrás sintiendo una fuerte oleada de placer, un rato después sintió un líquido espeso, no quedaba nada de él, estaba desechó, apenas y podía mantener sus ojos abiertos.

—Te amo tanto

Y cayó a los brazos de morfeo.

Ay amigos jsjsjjs había una tormenta y se había dañado la luz 😭✋ pero ya estoy aquí jsjsjjsjs intentaré actualizar esta noche también, besitos

Ay amigos jsjsjjs había una tormenta y se había dañado la luz 😭✋ pero ya estoy aquí jsjsjjsjs intentaré actualizar esta noche también, besitos

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Obligados a estar juntos |Shikaneji|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora