Hiashi, amenazas y náuseas

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El sol se vislumbraba desde las colinas altas, los rayos tenues armonisaban en cierta parte la mañana, bostezo un poco, realmente no había dormido nada. Con cierta incómodes se levantó del suelo yendo hacía la puerta, recién anoche había regresado de una misión exhaustiva y esto no le ayudaba en nada a su agotamiento. Al salir pudo sentir el frío abrazador golpear sus partes que no estaban expuestas, la soledad se sentía en cada pared y esquina, suspiro dubitativo, nunca llegó a pensar que el Nara era un insensible, no cuando lo había tocado de una forma tan amable y hermosa, de todas formas intentaría buscar las mejores alternativas para evitar al pelicastaño, pero vivían en la misma casa, no había mucho que hacer.

Bajo las escaleras y sólo encontró un inerte silencio, las paredes retumbaban en sus oídos sordos haciendo eco con cada pisada. Regresó a la planta alta y con un deje de vacilaciones entró a su alcoba, no había nadie a excepción de él, el baño también estaba vacío y a juzgar por la cama nadie había dormido ahí, odiaba con todo su ser esa aura negativa que dramáticamente lo rodeaba, la habitación aún mantenía el calor de su pelea de anoche, tan fresca estaba su discusión que su piel levemente se erizaba.

Deslizó su ropa, adentrándose a la ducha, llorando un poco en el proceso, estaba harto de ser utilizado sólo como un producto o un simple trozo de carne, desde que su futuro fue sentenciado o cuando fue obligado a casarse. Se vistió rápidamente para abandonar la vivienda, encaminandose con desgano hasta la casa de Hiashi Hyuga, su estúpido y amenazador tío, se adentró en la casa como si aún viviera ahí, tomando asiento en uno de los sillones polvorientos, tocio un poco por el leve polvo que se escurrio en sus fosas nasales, un tanto hastiado de ser ignorado se dirigió hasta el despacho de su tío, aaah pero para amenazar si era bueno, el muy maldito.

Toco la puerta sintiendo agotada toda su paciencia, apenas escuchando un leve pasé, el rostro de Hiashi resaltó molestia, tampoco era como si estuviera interesado en caerle bien, eso le importaba doce hectáreas de mierda. Le hizo un gesto para que tomará asiento, pero el prefería quedarse de pie, no venía a estar toda la mañana atrapado en ese despacho de olor humeante que simplemente le generaba náuseas.

—¿Tu visita se debe...? —pregunto, hojeando unos papeles sin prestarle atención a su sobrino.

—A que detengas tus amenazas.

—Yo no las veo como amenazas, son simplemente mensajes pasivos para recordarte tu puesto y nuestras demandas.

—En efecto, amenazas —giro sus ojos fastidiado, el simple hecho de estar ahí le producía rechazo y asco —sólo detenlas, ya tu capricho está cumplido.

—Hum —levantó la vista de sus papeles situandola en su sobrino —¿seguro que no me estás mintiendo para que yo paré de enviar mensajes a tu puerta?

—Puedes llamar a alguien con conocimientos médicos del clan y pedirle que me examine, si así lo deseas.

—Hinata —vocifero, aunque la pequeña Hyuga ya se encontraba adentro ¿en que momento? —Ya que estás aquí de imprudente, dile a Hideki que acuda aquí ahora mismo.

La chica salió despabilada, pobrecita.

Al poco tiempo ya estaban Hinata y Hideki en el despacho, al parecer la tímida Hyuga se lo había encontrado en el camino, otra vez estaban en ese incómodo e insípido silencio, a la espera de que Hiashi dijera o hiciera algo.

—¿Me mando a llamar, señor?

—Hideki como verás, necesito tus servicios en ninjutsus médicos

—¿Se siente mal o algo? —quiso aproximarse hasta Hiashi, pero la mano de este se lo impidió.

—Eh no, yo estoy bien en lo que concierne —bajo su mano, organizando un poco la pila de documentos. —Me gustaría que examinarás a Neji y me digas si encuentras algo extraño —no planeaba decirlo de forma exacta, no si Neji intentaba hacer algo y en su vago intento arrastrar al influenciable Hideki.

—¿A-algo como qué? —la confusión se instalaba de una forma grotesca.

—Sólo has lo que he pedido, luego te exijo respuestas.

Hideki con vacilación empezó a inspeccionar al nuevo Nara, mientras más bajaba sus manos, más sentía algo extraño.

—¡Chakra! —abrió sus ojos de una forma alarmante, viendo dónde tenía sus manos situadas —ahí hay un cúmulo de chakra, está ¡está en estado señor!

Neji ya se estaba hartando, pero mantenía un rostro sereno intentando encontrar calma, cerró sus ojos por una inminente náusea, aunque está vez intentaría con todas sus fuerzas no vomitar encima de alguien más.

—¡Oh Neji! —Hiashi se levantó como un resorte —no sabes lo feliz que me hace saber que escuchaste mis consejos.

—Consejos —sonrió con falsedad sintiendo su boca agria, realmente esa habitación le causaba repelús y muchas otras cosas las cuales no tenía ansias de relatar.

—Oh Ne-neji-kun fe-felicidades —Hinata había temblado en sus movimientos, aunque le dio un rápido pero acogedor abrazo.

—Hinata, creo que la siguiente deberías ser tu —Hiashi la miró de forma desaprobatoria, aún no perdonaba que su hija hubiera arruinado su matrimonio con los aburame —pronto encontraré a alguien para casarse contigo, ahora Neji, ya no te preocupes por nada extraño en tu puerta.

¿Debía sentir alivio? Sólo quería largarse lo antes posible de ahí.

—He cumplido con lo encomendado, ahora si me disculpan debo regresar a casa —dio una leve reverencia saliendo del despacho.

Sólo respiro aire fresco cuando se encontraba a grandes pasos alejados de la mansión Hyuga.

Oigaaaan, la historia está a nada de llegar a mil lecturas y si llega hoy les prometo otro capítulo de una, o sea no lo he escrito, pero acabo de terminar este ¿por qué no podría terminar el otro?

Así que aaaaah kemocion

Así que aaaaah kemocion

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Obligados a estar juntos |Shikaneji|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora