10. Tres intentos, un fallo.

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Valentina

Por algo les pagué 3 lucas.

¿Hay otra persona en el medio? ¿Por qué habló en plural? ¿A quién más le terminó negociando Ignacio?

Eran muchas preguntas y me acababa de levantar.

Vi que Mateo estaba durmiendo como un bebé al lado mío mientras que yo estaba sentada recalculando todo lo que pasó anoche, son como las cuatro de la tarde y creo que soy la única sobreviviente, todos nos volvimos de mañana. Me levanté decidida y me fijé corriendo la cortina cómo estaba el día, habían un poco de nubes y parecía que en cualquier momento iba a llover.

Salí de la habitación sin hacer mucho ruido, y con todo el cuidado del mundo, fui a la de Valentín para poder dejarle el celular de una vez por todas. Bajé la manija tratando de no hacer escándalo y al ver que estaban todos dormidos en una misma habitación, me adentré sigilosamente. Casi me río cuando vi a Morena acostada con Daniel y a Venecia con Mauro, todo al revés; apenas se enteren de esto se van a agarrar las mechas.

Caminé pasito a pasito y con tranquilidad hasta llegar a la mesita de luz del ojiazul, dejé el aparato ahí pero justo le llegó una notificación de WhatsApp, más específicamente, de Ignacio.

[16:49 21/12] eckonomia: ya averigue la direccion del negro ese
[16:49 21/12] eckonomia: y le mande un mensaje, pero hasta que conteste y se deje de hacer el cagon conmigo voy a estar hasta mañana
[16:49 21/12] eckonomia: y si no podes decirme las cosas vos le digo al otro que la apriete

Yo ya no entiendo nada.

Hay terceros que me vigilan y no da nombres, parece que hablan en códigos, pero apenas Valentín se despierte ya me va a escuchar. Abandoné la habitación pensando y conectando todo lo que pasó, desde la charla que tuvieron Mateo y Valentín antes de irnos de joda y hasta ahora.

No quería que Mateo sufra por mi culpa ni por los cables cruzados de Ignacio, algo tengo que hacer antes de volver a capital, lo que sea. Antes de que cierre el contrato le tengo que devolver todo lo que me hizo, pero no tenía ideas, ni tampoco ganas.

Me fui para el baño a lavarme los dientes y más que nada la cara, por suerte no me dolía la cabeza después de todo el pedo que tuve. Me adentré a la cocina para buscarme un vaso de agua y me lo tomé mirando a la nada, no puedo creer que mi mente esté andando tan lento en estos momento, no descifro nada, me cuesta entender la situación.

Agarré un papel de cocina y una lapicera y me puse a escribir todo para conectarlo con flechas, nombres, momentos, fechas. No puede ser tan difícil, ¿qué tan profundo puede ser un contrato?

Diagonal jazmín. Esas dos palabras me tienen como loca, la fecha también, la F ni hablar.

Me distraje cuando escuché los pasos de alguien viniendo para acá, pero no le di importancia y saqué otras flechas de diagonal jazmín con posibles significados, uno de ellos es la merca.

—Qué concentrada.— dijo esa persona de la que hablé recién, levanté mi mirada y ahí estaba Mateo con su cara de dormido y sus ojos achinados.

—Nunca odié tanto las flechas como lo estoy haciendo ahora.— bufé tomando otro sorbo de agua, el morocho caminó atrás mío y me abrazó por la espalda.

—¿Qué es eso?— preguntó apoyando su mandíbula sobre mi hombro para tener mejor vista de lo anotado.

—Un quilombo, eso es.— respondí soltando la lapicera sobre la mesa ya rendida.— Hoy no duermo, necesito saber en serio qué es diagonal jazmín.— dije viendo que ese campo de la hoja quedó incompleto.— ¿Vos cómo dormiste?

polaca; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora