Valentina
Mientras trataba de terminar de comer lo que me habían servido para cenar, mi papá se acomodaba la corbata en frente del espejo, otra vez tenía una cena de negocios muy importante y no podía faltar. Tenía muchas ganas de matarme; creo que en lo que va del mes, nunca cenó o almorzó conmigo, a mí me toca ver cómo se olvida de su hija.
—Voy a volver de madrugada, a eso de las tres o cuatro.— le informó a Hilda, quien se acercó para dejarme la jarra de agua.— Te pido por favor que te fijes que Valentina se duerma temprano, mañana tiene colegio.
—No hace falta que alguien me venga a controlar.— intervine mirando mi plato.
—Nadie está hablando con vos, yo doy las órdenes y vos las acatás.— me retó apoyando sus manos en la mesa, lo único que hice fue revolear los ojos y me puse a usar el celular en la mesa.— ¿Por qué estás usando el celular viejo y encima en la mesa? ¿Qué le pasó al otro?— interrogó captando mi atención.
—¿El nuevo? Me lo rompió Ignacio contra el piso.— respondí sincera, el mayor, sin más paciencia, echó un suspiro con mucha pesadez, ignorando lo que le acabé de contar.
—Ya estás grande como para inventar cosas que no son, Valentina.
—¡Dejá de tratarme como una mentirosa, papá!— dije cansada y sentí cómo se me quebró la voz en aquélla oración.
—Vos dejá de ensuciar a Ignacio, los dos sabemos que él sería incapaz de hacer una cosa así.— recordó volviéndome a mirar, esto es el colmo.— Mañana quiero que me dés una buena explicación de lo que pasó con ese celular. Ahora me tengo que ir, no te quedes hasta tarde.— se despidió y ni siquiera se acercó para saludarme como corresponde, solo agarró sus llaves y una carpeta llena de papeles para luego retirarse de mi vista.
Últimamente el mundo atenta en contra mío, y eso no lo soporto más.
Moví el plato de su lugar y apoyé mis codos para poder pasar mis manos por mi rostro, estaba estresada y quería irme a dormir, solo que no tenía los ánimos suficientes para irme a la cama.
—Nunca escuché a su papá tan nervioso.— habló Hilda sentándose en frente mío, yo simplemente me tapé los ojos y me retuve en hacer lo que odio.
Llorar.
—No te preocupes, está enojado con la vida nada más.— resté importancia pasando mi pulgar por el lagrimal para secar las lágrimas.
—¿Está todo bien, Valentina?— consultó con tono de preocupación.
—Te prometo que sí.— asentí para convencerme de lo que decía.— Solo que no tengo ganas de comer, se me cerró el estómago.— argumenté cambiando el sentido de la conversación.
—Si es eso, no pasa nada.— me sonrió para calmarme.— Yo sé que no me debería meter en asuntos familiares y mucho menos en la relación de mi jefe con su hija, pero me preocupa la situación, es la primera vez que los veo discutir tanto.— informó de vuelta.
—Me siento muy usada por Ignacio y mi papá.— suspiré agarrando el vaso de agua para poder bajar el flor de nudo que se me formó en la garganta.
—Es solo un último esfuerzo hasta fin de año que es cuando termina el contrato.
—¿Cómo sabés que termina a fin de año, Hilda?— interrogué confundida.
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polaca; trueno.
Fiksi PenggemarP || "Terminé de caer que era tan real el amor que sentía, que hasta me apenaba por la gente que todavía no pasó por este sentimiento de ver a alguien y decir «no sé cómo ni cuándo, pero sé que sos vos»" Donde Valentina hace lo que sea para que su p...