19. Propuesta indecente.

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Valentina

@polacaceres

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polacaceres del rey como lana

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Tercer día en la casa de Mateo y ya las heridas eran menos notorias de lo que pensaba, ya todo estaba bien.

No le contestaba a nadie de WhatsApp, ni siquiera a mis amigas ni a mi papá, quería estar tranquila y asegurarme que esté todo más calmo, no me quería apurar y mucho menos sentirme presionada a hacer algo que no quiero.

Acababa de despertarme y estaba acostada en su cama, mientras que él se estaba lavando los dientes en el baño, en dos días se iba a la costa y estaba pensando seriamente en matarme. Apenas volvió a la habitación con sus necesidades hechas, Mateo me destapó un poco el rostro y con extrema suavidad fue dejando besitos en este, sin pensarlo comencé a reírme porque me daba ternura, es como una maquina de cargosear de buena manera.

—Buen día, polaca.— me saludó cuando dejó un último beso en mis labios.— ¿Cómo te sentís? ¿Te duele algo?— preguntó acariciando mi mejilla pero yo negué satisfecha, no les puedo explicar cómo fue mi dolor al día siguiente de todo lo sucedido.

—Y todo gracias a vos.— sonreí con ternura y él también ensanchó su sonrisa al ver la mía.— Sos un sol, en serio gracias por recibirme y aguantarme.— repetí lo que le digo mínimo diez veces desde que pisé esta casa.

—No digas aguantarme, suena como que no te banco.— se quejó pero al segundo cambió su acote;—O sea, no te banco, pero no lo digas.

—Te cogió un payaso.— insinué después de soltar una risa. Fue malísimo pero últimamente me río de todas las pelotudeces que dice.

—Hoy sí que no te dejo no desayunar.— avisó y cambió mi humor a uno pésimo, en estos días no comí y no porque no quería, me considero un barril sin fondo y todo lo que sea comestible lo trago, pero ahora se me cerraba el estómago y él me la dejó pasar después de que lo convenciera, pero sabía que ahora no era el caso.— Nada más aguantame un cachito que lo despierto a Emilio y vuelvo.— ofreció separándose, pero yo quería que se quede un ratito más conmigo, así que tironeé de su brazo e hice que se acueste a mi lado para así abrazarlo.— Todo muy lindo pero vas a hacer que me duerma otra vez.— rió cerca de mi oído y es lo mejor que pude haber escuchado en toda mi vida.

—Es la idea, truenin.— concreté escondiéndome entre su pecho y las sábanas.

—Sabés, se me acaba de ocurrir una idea muchísimo mejor.— argumentó haciendo que saque mi cabeza para mirarlo con el ceño fruncido.— ¿Qué te parece si a la tarde salimos?— propuso.

polaca; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora