XLII

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Mientras tanto, en medio del bosque un joven gruñía de pura frustración mientras su lobo se removía intranquilo en su interior.

Sam miraba la escena aburrida mientras que Dereck intentaba aconsejar al joven y ayudarlo.

– Chico, tranquilo, intenta respirar de forma profunda – le aconsejaba Dereck a Logan, mientras con su mano acariciaba la espalda del joven.

Las caricias reconfortaban un poco a Logan, aunque el porcentaje era mínimo si comparábamos la angustia que sentía el chico por no saber el paradero de su compañero.

Cansada de ver como Dereck intentaba tranquilizar al Logan, Sam se acerca al chico, lo envuelve con su cuerpo y restriega su cabeza peluda por el pecho y la cara del muchacho.

Sam no había consolado a otra persona que no fuera su hijo, pero sentía que no podía dejar solo al chico.

Ella no confiaba en la gente de esa manada, pero Logan parecía sincero cuando les dijo que Samuel tenía a Dilan, además, el estado en el que se encontraba ... puede que no fuera su hijo, pero a cualquier madre le afectaba ver a un joven de la edad de su hijo tan perdido y desesperado.

Daba igual que prácticamente fuera un desconocido, Sam sentía que debía ayudar a Logan, y eso mismo estaba haciendo. Siguió haciendo lo mismo, hasta que poco a poco Logan volvió a respirar con normalidad.

– ¿Te encuentras mejor? – le pregunta Dereck preocupado.

Logan asiente con la cabeza, avergonzado mientras ve como Sam rodea a su compañero de la misma forma que minutos antes hacía con él.

Dereck asiente conforme con la respuesta del joven y acaricia la cabeza de su compañera, como gesto de agradecimiento.

En ese momento una pequeña esencial del aroma de Dilan es percibida por el olfato de Sam, la cual rápidamente abre sus ojos y aspira con fuerza. La esencia de su hijo es reciente y demasiado intensa.

Sam no se lo piensa ni un segundo y sale corriendo en la dirección en la que proviene el aroma, las alarmas dentro de su cabeza están sonando y no precisamente por algo bueno. Sam deja que su olfato la guie mientras le hace una promesa a la diosa luna.

Dereck y Logan no se cuestionan nada, los dos se transformas y siguen con paso acelerado a Sam, la cual les llevaba la delantera.

Por otro lado, entre los árboles que rodeaban la escuela de la manada un joven se aferraba con todas sus fuerzas a la copa del árbol en el que estaba sentado. Tal y como se temía su aroma lo había delatado y prontamente había sido encontrado por Samuel y Alan, quienes transformados envestían contra el árbol en el que se encontraban en un intento salvaje por derivarlo y hacerlo bajar de su escondite.

– Par-Parad – suplicaba Dilan como podía.

El celo estaba empezando a afectarle y aunque sabía que si bajaba nada bueno podía esperarle, una parte de él se empezaba a cuestionar si el lugar en el que se encontraba era verdaderamente el mejor lugar para estar.

Los dos lobos que golpeaban el árbol era aterradores, pero la caía que se avecinaba a pasos agigantados no parecía una mejor opción.

Como pudo el joven se colocó en cuchillas y se preparó para saltar, sabía que era un suicidio, pero necesitaba salir de allí. Así que, rogándole a lo más sagrado saltó hacia uno de los arboles colindantes en el momento justo en el que Samuel golpeaba el árbol con la suficiente fuerza como para sacudir la rama en la que él se encontraba sentados minutos antes.

Los segundos que Dilan pasó en el aire fuero los segundos más largos vividos hasta ahora por el minino, en esos segundos su cerebro se dedicó a proyectar imágenes en las que ambos lobos lo atrapaban y se divertían con él, lo que causó que el minino interno de Dilan tomara control sobre su cuerpo y en el momento en el que choco con el árbol al que había saltado, sacara sus garras y trepara todo lo que pudo hasta llegar a una zona aún más alejada del suelo.

UN GATO ENTRE LOBOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora