A la mañana siguiente, Teresa y Mateo se levantaron temprano para preparar el desayuno. Hacía tiempo desde la última vez que Sam y Dilan habían estado en la casa, por eso querían hacer algo especial para ellos.
- Bueno, ¿en qué puedo ayudar? – le pregunta Mateo entusiasmado a su esposa.
Se hace el silencio en la sala mientras Teresa piensa si es buena idea que su marino la ayude a preparar el desayuno.
- Vamos mujer, ¿me vas a decir que no puedo ayudar? – le pregunta indignado. Al no obtener una respuesta por parte de Teresa, Mateo suspira frustrado, – pensé que ya habíamos superado esto – se queja él.
- Perdón cariño, no lo hago queriendo – le asegura Teresa mientras le sonríe culpable – sé de sobra que puedes ayudarme, pero han sido tantos años en los que no te he dejado ayudarme que me sale solo.
Mateo no le responde a su esposa, camina hacia la cocina sin dirigirle la palabra y empieza a sacar cosas de los estantes, y cuando tiene todo sobre la encimera se decide por prepararle a su nieto y a su hija un rico bocadillo.
Teresa mira divertida el berrinche de su esposo y se le acerca con cautela por la espalda.
- Lo siento cariño – se disculpa ella colocándose de puntillas para darle un beso en la mejilla mientras lo abraza por la espalda.
Este gesto tan sencillo por parte de Teresa hace que una pequeña sonrisa nazca en los labios de Mateo, la cual es vista por su esposa. Por acto reflejo, Teresa sonríe avergonzada y le abraza con más fuerza mientras apoya su frente contra la espalda de su esposo.
Este gesto les trae recuerdos a ambos de sus primeros años de relación, esas peleas tontas donde ambos se ignoraban y al final alguno de los dos era el que daba el primer paso para disculparse. Siempre era el mismo gesto, una disculpa sincera y un beso en la mejilla.
Y así como empezó la pequeña pelea terminó, Teresa y Mateo trabajaron en equipo para prepararle el desayuno a su hija y a su nieto. Mientras Mateo preparaba el pan, Teresa cortaba la fruta y sacaba las galletas preferidas del pequeño, las cuales seguía odiando su hija.
Cuando todo estuvo listo ambos se sonrieron cómplices.
Al mismo tiempo que esto pasaba, Dilan se levantaba desorientando dentro de su antiguo cuarto.
El pequeño abrió los ojos con parsimonia y miró medio dormido su entorno. Cansado, bosteza y se restriega sus ojitos con sus manos, consiguiendo de esta forma que el sueño que tiene en cima deje poco a poco su sistema.
Un poco más despierto, Dilan vuelve a mirar la habitación en la que se encuentra y vuelve a sentirse confundido.
Esa habitación no es su habitación, nervioso mira a su alrededor buscando a su madre, pero no la ve. ¿Dónde está su mamá? Se preguntó el pequeño asustado.
- ¿Mamá? – la llama inquieto.
Nervioso se destapa y baja de la cama en la que dormía, la cual le resultaba extrañamente conocida.
Dilan no tiene tiempo de ponerse a pensar porque la cama le resulta tan conocida, porque en el momento en el que sus pies tocan el suelo la puerta de la habitación se abre, lo que hace que el pequeño se tense de inmediato.
- ¡Oh!, ¿ya despertaste campeón? – le pregunta Mateo a su nieto al ver que el pequeño ya está despierto y fuera de la cama.
Dilan mira confundido a su abuelo desde donde está.
- ¿A-Abuelo? – Mateo sonríe encantado al oír como su nieto lo llama, habían pasado unos meses desde la última vez que había escuchado a Dilan llamarlo de esa forma y mentiría si dijera que no lo extrañaba.
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UN GATO ENTRE LOBOS
WerewolfSam decide adoptar al pequeño Dilan tras ver como las cuidadoras del orfanato maltratan al pequeño gato. A partir de ese día, madre e hijo tendrán que enfrentar muchos problemas y dificultades para llegar a su final feliz. 🚫 No está permitida la co...