XLIII

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En el momento en el que terminó, Sam se les acerca arrastrando los cuerpos inconscientes de ambos muchachos. Se para delante de ellos y los suelta sin decir ni una palabra.

Sam ni siquiera se molesta en explicarle las cosas al joven, mira a Dereck a los ojos y le pide de forma silenciosa que le entregue a Dilan.

Dereck que ya se esperaba ese proceder por parte de su compañera no le dice nada, simplemente se lo pasa y se para justo a su lado.

– Lleva al chico al hospital y notifica de lo que pasó aquí – le ordena con voz neutra, para justo después empieza a caminar junto a su compañera en dirección a la casa de los padres de esta.

Esta vez no se molestaron en ir por el bosque, decidieron atravesar la manada e ir a la casa de sus padres, total, para el momento en el que los detectasen ellos ya habrían llegado a la casa.

Y bueno, como ambos se esperaron, en el momento en el que reconocieron a Sam rápidamente se corrió la voz de su presencia en la manada. Incluso Mateo, el cual en ese momento se encontraba bastante alejado del lugar se había enterado de que habían visto a su hija yendo a su casa.

Y bueno, aunque a Mateo la noticia lo altero en un principio, rápidamente volvió a sus cabales y fue directo a su casa, sabedor de que el único motivo que podría haber hecho que Sam y a Dereck tomaran ese camino era que por fin tuvieran a Dilan.

Por su parte, Logan se vio en la tarea de trasladar los cuerpos inconscientes de Alan y Samuel a la manada para que fueran tratados y revisados.

En el momento en el que llegó a la plaza, Logan ni se molestó en dedicarle una segunda mirada a los chicos, los dejó en mitad de la plaza y se acercó a un centinela que había sido llamado por uno de los vecinos en el momento en el que vio a Sam.

Logan que intuía cual podía ser el motivo por los que ese centinela estaba por allí, lo interceptó y le expuso los actos atroces que habían realizado Samuel y Alan a su compañero.

Gracias a que había mucha gente por los alrededores, fue que todos se enteraron que el pequeño Logan ya había encontrado a su compañero.

Y aunque el chico en ningún momento dijo quién era el afortunado o afortunada, pronto la gente ató los cabos sueltos y dedujeron que el compañero del joven no era otro que Dilan.

Siendo un sitio tan pequeño la noticia se espació rápido, y en el momento en el que Logan estaba por llegar a la casa de los abuelos de su mate este fue interceptado por su madre, quien sin dejarlo tan siquiera abrir la boca lo noqueó y se lo llevó a rastras para su casa.

Tal y como se esperaba Sam, la noticia de su regreso eclipsó todo lo demás, ninguno de los vecinos hablaba sobre los actos realizados por varios cachorros de la manada, nadie hablaba sobre el estado de Alan o de cuánto tiempo iba a tardar Raul en salir de cuidados intensivos. Porque vamos, Sam sabía que nadie iba a tocar el tema de Dilan o por lo menos no estando ella dentro de la manada.

A la mañana siguiente, el alfa Samuel fue informado de la presencia de Sam en la manada, por lo que se vio obligado a ir a la casa de Mateo para hacer cumplir la ley y acabar con Sam. Pero lo que él no se esperaba era que en el momento en el que la puerta de la casa se abriera, sería recibido por un muy molesto Dereck, un furioso Mateo y una iracunda Teresa.

Claramente ese recibimiento cambio rotundamente el plan, porque si bien Samuel podía perfectamente acabar con Mateo y Teresa, quienes no era precisamente unos lobos jóvenes y experimentados, la fuerza y dominancia que desprendía Dereck le decía que su lobo no era rival para él.

Además, la mirada amenazante que le lanzaba Dereck con sus ojos le decía de forma silenciosa que pensara bien las cosas si no quería salir de allí a rastras.

UN GATO ENTRE LOBOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora