005.

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✨️ GAEL ✨️

Creo fielmente que las dudas existenciales son como una droga. En cuanto surge la primera pregunta, inmediatamente le sigue otra y otra, es un camino sin fin.

Cómo por ejemplo: ¿Por qué la NASA antes investigaba el océano y ahora investiga cómo irnos del planeta tierra? ¿Quién decidió ponerle nombres a los animales o a las cosas en general? Esas dudas no me están dejando dormir... 

Aunque probablemente también se deba a que son las siete de la tarde y yo aún estoy en mi cama.

—José Gael Vitali Spinelli, ¿se puede saber por qué aun sigues acostado y en pijama? —cuestiona mi mamá ingresando a mi cuarto, colocando sus brazos en jarra, como hace cada que me regaña.

—No me llamo José —respondo algo confundido por cómo me llamó.
Bueno, quizá si me llamo así y yo nunca me enteré.

—Lo sé, pero suena bien ¿no crees? Lástima que tu padre no me dejo ponerte ese nombre —cuenta soltando un suspiro algo dramático que me hace elevar una ceja, a la vez que sonrío divertido.

Mi mamá es la mujer más dramática que conozco en el planeta tierra, aunque... ahora conozco a Kate.

Sacudo la cabeza al darme cuenta que pensé en ella aunque sea un micro segundo y vuelvo a prestarle atención a mi amada madre.

—Es que estoy muy cansado —confieso, estirando mi cuerpito por encima de mi cama. Ese comentario hace que mi mamá eleve una ceja y me vea incrédula, pero ella no sabe lo cansador que es pelear con Kate todos los días—. Déjame descansar un ratito más, ¿sí? —pido, haciendo un pequeño mohín con mi labio inferior.

No quiero decir que soy el niño de mamá, pero, soy el niño de mamá.

—¿Y si mejor te levantas, te vistes y me ayudas a acomodar las cosas para la cena? —propone, imitando mi tono de voz, sin dejar de verme a los ojos con firmeza.

—Ay mami —me quejo a modo de súplica y como niño chiquito, mientras hago mi mejor cara tierna.

—Ay nada —sentencia, moviendo sus manos para que me levante de la cama—. Anda, ayúdame que no tarda en venir la novia de tu hermano.

Alzo las cejas en una clara señal de lo interesado que estoy de repente.

—¿El pitufo al fin traerá a su novia? Esto no me lo puedo perder —aseguro mientras me levanto de un salto de la cama, mostrándole así que estoy dispuesto a obedecer sus reglas.

Mi hermano es menor que yo por tres años, y es la primera novia que tiene -que nosotros sepamos-.

Peleamos todo el día, pero yo sin él me muero. Es por quien soy como soy, porque estoy seguro que sin mi hermano sería una persona completamente diferente.

—Te lo advierto, Gael, ni se te ocurra hacerle pasar vergüenza —amenaza apuntándome con su dedo índice, haciendo que la mire atónito, hasta ofendido podría decir.

No le veo lo emocionante al asunto ahora. Me bajó las ilusiones de un cachetazo.

—¿Ni un poquito? —indago, mostrando con mis dedos a qué tan poco me refiero mientras hago, nuevamente, mi mejor expresión tierna, con puchero incluido y todo.

Cosa que trae nuevamente a Kate a mi cabeza. ¿Cómo es que esa mujer es inmune a este gesto? ¡Soy la persona más adorable del mundo cada que lo hago! O por lo menos eso es lo que mi mami dice. 

Debe estar fallada o algo así, porque todos caen ante mis encantos.

Ese pensamiento me hace fruncir el ceño. ¿Cómo para qué quiero yo que ella caiga ante mis encantos? Definitivamente estoy cansado.

Aquel año nuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora