Capítulo 5: Malediction rhymes with Acceptation

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Subí corriendo las escaleras y me di una ducha rápida antes de ponerme ropa informal. Me dirigí a mi escritorio y me dejé caer en mi silla. Me tomé la cabeza entre las manos y traté de desentrañar las clases de Astronomía a las que nunca había prestado atención. Tenía que ser capaz de conocer cada maldito planeta con no menos de veinte constelaciones.

Alguien llamó a mi puerta y yo murmuré un -¿hmm?-. Malfoy entró en mis dominios y observó detenidamente la decoración, más bien de color rojo, hecha de madera. Una enorme librería estaba colocada en toda la pared detrás de mí, y una estatua de cada uno de los fundadores reinaba en cada esquina de la habitación, mirando con desprecio a quien se aventurara en el centro. En realidad, no había tocado la decoración del lugar, pues me conformaba con la mansión en la que había vivido mi familia tal y como estaba. De alguna manera, tenía la impresión de estar viviendo con ellos, siguiendo sus pasos.

La mirada del Señor se detuvo en la colección de objetos que había detrás de una ventana. De ella colgaba la Piedra de Kali, guardada preciosamente en un pequeño cojín. Era un aniquilador mágico muy poderoso, que bombeaba la magia del hechicero hasta debilitarla. Sólo restablecería su poder completo horas más tarde. Un verdadero chupón, en otras palabras. Pero muy útil.

-Estoy aburrido-, dijo simplemente mientras miraba a mi visitante.

Mientras tanto, se dejó caer con rara elegancia en la silla frente a mi escritorio. Echó un vistazo a mis lecturas mientras yo le miraba con ojos redondos. Puse las pocas páginas que tenía sobre el escritorio, planas, y las volví a colocar en mi mesa.

-Ah, así que en... Malfoyian, aburrimiento es la traducción común para "¡aquí! ¿Y si voy a molestar al pobre Harry Potter?"-, pregunté, bajando las gafas, que sólo se utilizaban para leer y para tareas que requerían una especial concentración visual.

Él sonrió sinceramente y confirmó con una mirada que consideré altiva.

-¿Lecciones de astronomía...?-, observó mientras agarraba una de mis hojas de apuntes de mi época de estudiante en Hogwarts. -Cielos, tu letra es mediocre. ¿Cómo te las arreglas para leer tu propia letra?-.

Escuché la entonación burlona y el uso deliberado de una expresión muggle que debió rozar su boca.

-Es el principio mismo de las notas. Escribe lo suficientemente mal como para que nadie más que tú puedas leerlo-, respondí en voz baja.

Hermione había forzado incluso las patas de las moscas durante unos años para evitar que nos copiáramos sin permiso. De alguna manera, creo que halagaba un poco su ego vernos arrastrarnos para que aceptara ayudarnos. Sonreí al pensar en ello.

-¿Por qué estudias astronomía si está claro que no te interesa el tema?- dijo, agitando un papel como si fuera un trapo.

-¿Claramente?-, le dije con un tono de sospecha.

-Lo que has anotado aquí es falso. Las tres estrellas del cinturón de Orión son Mintaka, Alnitak y Alnilam y no... Mantraka, Alnita y Elniam. Y la constelación de las afueras de Orión se llama Eridan, que es una constelación muy bonita, por cierto-.

Me pongo pálido de repente y agarro mi papel. Para ser alguien que se quejaba de mi letra, no tardó en descifrarla en cuanto a detectar mis errores.

-Debo haber estado... en otro lugar, me justifiqué pensando que no estaba mintiendo realmente-.

-Deberías conocer todas estas estrellas por haber pasado tus clases de astronomía en la luna-, ironizó, y me hizo reír.

-Tu chiste es una mierda, pero gracias por intentarlo. ¿Puedo preguntar cómo sabes todo eso de la astronomía?-.

WHEN EROS MEET THANATOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora