La tarde se me pasó volando mientras buscaba frenéticamente cualquier forma de ayudarle.
Me agarré la cabeza con las manos y busqué en vano una solución. Finalmente me levanté y pateé la mesa de café con rabia. No sabía qué hacer. Desesperado, me asomé a la ventana y tomé una profunda bocanada de aire fresco. La vista del parque me dejó helada. Vi al objeto de mis pensamientos abajo, apoyado en un árbol, con los ojos cerrados a la luz del día.
-¡LUCIUS MALFOY!- grité, fuera de mí, apuntándole con mi varita.
Abrió los ojos y me miró, sin comprender, genuinamente sorprendido.
-Eres un idiota-. grité.
Dejé caer mi varita y agarré un puñado de grava del desgaste de mi alféizar.
-¡Tú. Eres. Un. Imbécil!- Grité, lanzando un guijarro directamente hacia él con cada palabra.
Él levantó las manos para protegerse de los pequeños proyectiles. Luego me miró con odio, atravesando la mansión a grandes zancadas, evidentemente enfadado conmigo y pareciendo dispuesto a noquearme para hacerme pagar mi comportamiento infantil.
-Tengo unas ganas locas de volver a pintar la mansión con tu sangre, ¡espero que al menos lo sepas! Tienes suerte de que no se me permita hacerte daño- Rugí una última vez antes de cerrar la ventana violentamente.
Dios, ¡qué bien me sentí! Me reí nerviosamente de inmediato. Su cara no tenía precio. Era ridícula. Ridículo. Pero reírse, incluso con tristeza, se sintió bien, aunque mi ira no disminuyó. Salí de mis habitaciones y me dirigí rápidamente al ala que normalmente dejaba sólo para los invitados. Al menos allí no me molestarían. Pero eso sin contar con Lucius, que volvió a entrar en la mansión en ese momento, más rápido de lo que yo esperaba. Me vio en lo alto de la escalera y me miró con desprecio.
-Muy maduro, señor Potter. ¡Muy maduro se hecho-.
No contesté y decidí salir corriendo.
-¿Salir corriendo?-.
-Sí, estoy siendo infantil, señor Malfoy, pero eso ya no es su problema-, dije sin mirar atrás.
Sabía que me dolía, pero era tan liberador dejar salir el veneno de mi boca. Ni siquiera me di cuenta de que al pensar en la palabra veneno había empezado a jurar en pársel. Me estremecí al oírme y me quedé helado. Los pasos detrás de mí se habían detenido. Me atreví a girarme brevemente. Tenía el ceño fruncido y una actitud extremadamente cerrada. Me entretuve y lo sondeé, comprobando lo que Draco había intentado decirme. En el fondo aún tenía la esperanza de que tuviera razón. Sentía poderosas barreras que me impedían sentirlo realmente. No las había puesto con tanta fuerza antes.
Era sospechoso. ¿Por qué esconderse cuando no tienes nada que ocultar? Me arriesgué a ser rechazado por última vez. No tenía nada más que perder que él.
Apenas tuve tiempo de pensar en ello cuando mi chimenea se activó. Tuve el reflejo de lanzar un glamour a Lucius, dándole involuntariamente la apariencia de aquel hombre moreno de mis sueños. Bajé corriendo al salón para ver aparecer a Andrómeda con una niña de apenas cinco años en brazos.
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WHEN EROS MEET THANATOS
FanfictionCuatro meses después de la Batalla de Hogwart, Harry se recupera lentamente, a salvo en su mansión. Hasta que un día Kingsley deposita en su puerta a un Lucius Malfoy extrañamente conciliador, condenado a muerte. Resulta que el Lord ha formulado com...