Un auror se acercó y quitó las esposas que sujetaban a Draco al asiento. Se levantó, tambaleándose, e inmediatamente lo apoyé, rodeándolo con mi brazo.
-Gracias, Potter- dijo, todavía con aspecto un poco aturdido.
Ni siquiera capté el hecho de que me estaba dando las gracias, demasiado ocupado en mantenerlo en pie.
-Te llevaré a casa conmigo. Tengo miedo de la reacción que esto les causará a ti y a tu padre-.
-¿Y tú?-.
-Estaré bien-.
Salí del juzgado. Esperamos a que el ascensor se vaciara para cogerlo por turnos. Esperé a que estuviéramos en el pasillo de Aparición para que las miradas se posaran en nosotros. Aterricé frente a la puerta, sosteniendo a Draco, que parecía no tener fuerzas en las piernas.
Inmediatamente la puerta se abrió y Lucius salió. Draco se apartó lentamente de mí y su padre se abalanzó sobre él, tirando de él en un fuerte abrazo. El joven se aferró al mayor como un salvavidas, las lágrimas corrían por sus mejillas. Lucius le pasó una suave mano por el pelo y le susurró al oído. Sonreía con tristeza, decepcionado de que no pudieran disfrutar más de la presencia del otro. Por la tensión en el cuerpo de Draco, no debía estar acostumbrado a los abrazos de su padre. Pero siendo el contexto el que era, ni siquiera me sorprendió encontrar a los Malfoys en plena muestra de afecto familiar. Salí en silencio, dirigiéndome a la cocina.
Me calenté una taza de té que Lucius había dejado, todavía llena. Me senté y dejé que mi cabeza cayera sobre la mesa con un golpe sordo. No me gustaba mucho presentarme en sociedad, aunque esta vez había sido algo bueno.
Draco y Lucius entraron en la cocina y el primero fue ayudado por su padre a sentarse. Suspiró satisfecho y me apresuré a sentarme.
-¿Hay algo en particular que quieras comer? ¿Algo para beber? ¿O dormir, quizás?-.
-Cálmate, Potter-, se burló, aunque me dirigió una mirada de agradecimiento.
Me aseguré de no mirar a Lucius, para no quemarme ante Draco. No estaba seguro de cómo se tomaría las cosas. Y sobre todo qué tipo de explicaciones podríamos dar. ¿Eramos una pareja cuando uno de nosotros sería ejecutado mañana por la noche?.
-Tus aposentos estarán al lado de los de tu padre-, le dije.
-¿Mis aposentos?-, murmuró, sin aliento. -No puedo quedarme aquí, los mortífagos de todas partes vendrán a matarme a mí y a ti-.
-Serían estúpidos si lo hicieran cuando todo el mundo espera que lo hagan. Y si lo hacen, tengo unas cuantas sorpresas para ellos en los cientos de hechizos protectores que hay alrededor de esta casa-.
-¿Cientos?-, se atragantó Draco.
-Rúnicos, blancos, oscuros, mortíferos. Nos facilitarían el trabajo si fueran a por ello, créeme. El lugar está mejor protegido que Hogwarts y Gringotts juntos-.
-Espero que estés viviendo bien tu paranoia-, murmuró.
-¿Te refieres a mi tranquilidad? Sí, muy bien-, respondí con una gran sonrisa antes de tomar un sorbo de té.
Había tardado meses en construir mis protecciones. Había gastado tiempo y energía en ello, pero era mi única barrera entre el mundo exterior que no podía controlar y mi propia comodidad personal. Hubo un pequeño silencio durante el cual golpeé la mesa, indeciso sobre lo que debía hacer.
-Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras. Incluso puedes no encontrarte conmigo si lo deseas. La única restricción será tratar a mi elfo como un igual, tu padre lo sabe-, añadí.
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WHEN EROS MEET THANATOS
FanfictionCuatro meses después de la Batalla de Hogwart, Harry se recupera lentamente, a salvo en su mansión. Hasta que un día Kingsley deposita en su puerta a un Lucius Malfoy extrañamente conciliador, condenado a muerte. Resulta que el Lord ha formulado com...