9- "¿FIESTA?"

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Ya había pasado casi un año desde que Livie había dejado su ciudad natal inintencionadamente, para acabar en un pueblo de un espacio y tiempo completamente diferentes a los que ella solía tratar. Hawkins era básicamente lo opuesto a Chicago, donde la joven solía vivir. Aunque Livie no explorara el exterior comúnmente, estaba acostumbrada a escuchar ruidos constantes de automóviles o de gente paseando. Al contrario, en Hawkins no podía hacer absolutamente nada. Si ya cuando vivía en Chicago sus salidas no eran frecuentes, ahora lo eran aún menos. Lo único que conseguía motivar a la chica era el contar con una agradable compañía. En la cabaña en la que tenía que pasar su día también se encontraba otra niña, Once. Tendría unos 12 años, pero no podía asegurarlo, ya que el pasado de Ce no era lo que se diría público. La pequeña había sido internada en un laboratorio desde casi su nacimiento, y allí había pasado la mayor parte de su corta vida. En aquel lugar, el Dr. Brenner experimentaba con niños para que estes obtuvieran una especie de superpoderes. En realidad a Livie no le sorprendió demasiado conocer los dotes de su nueva hermana. Teniendo en cuenta que había viajado en el tiempo, ya casi nada lograba sorprenderla.

En ese momento la pelinegra y la castaña se encontraban en su habitación jugando a las cartas. En los 10 meses que habían pasado, su habitación había adquirido algo de color y decoración. Antes eran cuatro paredes blancas con una cama y poco más, pero con la llegada de Livie, el cuarto acabó transformándose en un perfecto lugar para refugiarse. Dos camas se encontraban en la pared más lejana a la puerta. Entre estas, una mesita de noche blanca, donde guardaban algunas cosas como su ropa interior o libros. Sobre la mesilla había una lámpara, que alumbraba la habitación por la noche, cuando la luz era casi inexistente. Sobre las camas, habían colocado unas luces que daban un toque melancólico a la sala. En otra pared, había una cómoda, que era el lugar donde guardaban sus prendas de ropa. En la pared restante, había dos escritorios, uno de Once y otro de Livie. Olivia no presenciaba una clase desde hacía más de un año, y Once nunca había asistido a ninguna. Esa era la razón por la que Livie se propuso enseñarle a Ce todo lo que sabía, y así, ella tampoco lo olvidaría.

Livie y Ce estaban esperando a que Hopper volviera a casa, y ambas comenzaban a enfadarse por el retraso del hombre. Había quedado en llegar a las 20:00, y ya habían pasado 15 minutos desde ese momento.

- Vivi.- dijo la más pequeña, levantando la vista del juego.

- ¿Sí?- contestó la mayor.

- Son las 8-1-5.- explicó Once, diciendo los números por separado.

- Las ocho y cuarto.- corrigió Olivia.- Y ya lo sé, se retrasa.

- Ocho y cuarto.- repitió con cuidado Once.

Cuando Ce terminó de hablar, unos golpes se escucharon. Era Hopper, llamaba a la puerta. Once utilizó sus poderes mentales para abrir la puerta sin levantarse, y ambas chicas esperaron unos segundos para levantarse a cenar.

Hopper agarró una lata de cerveza de la nevera y le dio un sorbo.

- Eh eh. ¿En qué habíamos quedado?- avisó sentándose en una de las sillas al ver medio gofre en un plato sobre la mesa.

- Sin aviso.- dijo Once aún desde la habitación.

- ¿Qué?- preguntó Hopper.

- Sin aviso. Son las 8-1-5, llegas tarde.- añadió la niña, de nuevo separando cada cifra.

- Sí, he perdido la noción del tiempo. La próxima vez avisaré.- aceptó el hombre.- Ah, y son las ocho y cuarto, no las ocho-uno-cinco.- añadió, reparando en la forma en la que Once había expresado la hora.

- Las ocho y cuarto.- repitió Ce, sentándose en una de las dos sillas que quedaban vacías.

- ¿En qué habíamos quedado? La cena primero y luego el postre. Siempre. Es una regla. ¿Sí?- dijo Hopper. Livie se sentó en el último asiento desocupado. Once asintió en respuesta.

TIME TRAVELLER ♕︎Billy Hargrove♕︎ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora