2- Primeras impresiones

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Pedri

Salí del entrenamiento algo desencajado. No podía entender lo que había pasado esa misma tarde. Ella era la chica del parque, la mujer por la cuál mi estómago no paraba de dar saltos. No sabría decir qué fue lo que más me llamó la atención sobre ella. No encaja en los cánones de belleza previamente establecidos y siempre lleva esas estúpidas y viejas converse.

La respuesta se me pasó por la mente con un rayo enmedio de una tormenta.

Sus ojos.

Aquellos zafiros tenían la mirada más triste que yo había presenciado en mi vida. La imagen que había visto en los pasillos del Camp Nou me lo había confirmado. Ella no está bien, no tengo ni idea, pero algo muy fuerte debe haberle pasado.

Soy consciente de mi fama y sé que Eric lo sabe. A saber qué barbaridades le habrá contado sobre mí. Nada de lo que dicen es verdad, todo son habladurías y cosas de la prensa rosa.

Me encontraba inmerso en mis pensamientos cuando llegué a casa y me encontré a Pau tumbado en el sofá, la cena estaba sobre la mesa y él tenía puesto "Breaking bad" en Netflix, mi serie favorita.

- Cualquiera diría que somos un matrimonio rancio. —dijo. Yo reí sin ganas y él lo notó. Enseguida se puso serio y me miró intentando descifrar mis pensamientos.

- A ti te ha pasado algo —asentí y él entendió que no quería hablar, así que no insistió.

Pau es mi mejor amigo, es básicamente mi hermano aquí en Barcelona. Le conocí cuando buscaba apartamento en la ciudad y enseguida congeniamos. Llevo un año en la ciudad, viviendo con él y siento que con él puedo ser yo mismo.

- La chica de las Converse —fue lo único que dije, vi su cara de sorpresa y me fui al baño antes de que pudiera preguntar nada.

Me di una ducha de agua fría, necesitaba mantener mis sentidos ocupados para evitar pensar en ella y en los miles de males que me recorrían cuando era consciente de que no podría abrazarla nunca.

Al salir, mi mejor amigo y yo estuvimos hablando sobre el entrenamiento y otros temas triviales. Después nos acurrucamos en el sofá y vimos unos cuantos capítulos de nuestra serie favorita.

                                   ———

Las siguientes dos semanas transcurrieron con normalidad. No volví a verla, acudía todos los días al parque, a la hora en la que la había visto las anteriores veces, pero ella no aparecía.

Sí que estreché lazos con Eric, su hermano. Pese a la mala primera impresión que nos habíamos causado mutuamente, supimos seguir adelante. Nos demostramos que estábamos completamente equivocados.

Le pregunté sobre su hermana y tuve que dejarle claro que mis intenciones no eran malas. Le conté el estado en el que la había visto el día del primer entrenamiento y el porqué de mi preocupación. Eric no quiso decirme lo que ocurría con su hermana, pero se mostró muy agradecido.

- Si alguna vez te ganas su confianza, puede que te lo cuente. Yo no puedo hacerlo porque estaría traicionando su confianza.

                                ———

Seguimos pasando momentos juntos y yo le presenté a Pau. Entre ellos hubo muchísimo feeling desde un principio y yo no podía estar más feliz. Bueno, en realidad tenía una espinita clavada que me estaba matando. Me mataba saber que Keira (ahora sabía su nombre) no sentía lo que yo estaba sintiendo esos días. Esa felicidad plena de saber que tienes gente en tu vida que te quiere y apoya y que nunca va a dejar que caigas.

- Lleva dos semanas sin salir de casa y no quiere hablar. Yo no sé qué hacer y mis padres están de viaje de negocios. —nos confesó Eric algo agobiado a Pau y a mí una noche que salimos a tomar unas copas por Barcelona.

Pau abrazó en ese momento a Eric que tenía los ojos húmedos. Yo llevaba unas copas de más y una valentía desconocida se apoderó de mí. Iba a mostrarle lo bonita que podía ser la vida y lo iba a hacer con la ayuda de mis dos mejores amigos.

Cuando les expliqué mi plan, Eric me pidió perdón y me hizo saber que su hermana no tenía muy buenas referencias respecto a lo que mi persona se refería. Yo le conté acerca de mi flechazo y de que no me importaba lo difícil que fuera. Tenía la autodeterminación suficiente como para no amedrentarme con el primer obstáculo que se pusiera en el camino.

- Sólo voy a pedirte una cosa. Si te dice que no, es no. Vamos a sacarla de ese pozo sin fondo en el que se está hundiendo, pero lo vamos a hacer sin presionarla, a su ritmo y siendo comprensivos. Ah!! Otra cosa. Debe parecer natural, Kei no tiene un solo pelo de tonta. —Eric estaba muy serio y acepté sus palabras.

Ya solo quedaba poner en marcha mi plan. Estaba seguro de que funcionaría.

                                 ———

Hola de nuevo, gracias a las poquitas personitas que me leéis. Si os gusta, podríais dejar vuestro ❤️ y si ya lo compartís con vuestros amigos sería la persona más feliz del mundo.

También acepto críticas constructivas así que podéis decirme lo que queráis.

Nos leemos pronto.

La chica de las Converse |Pedri González|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora