23/03/2026, Barcelona (España)
No, no siempre es fácil. Dejar ir a alguien requiere coraje. Porque dejar ir a alguien es dejar ir una parte de ti, una parte que quizá no volverá jamás... Y peor aún; hay personas que llegan tan adentro de tu ser, que cuando se marchan no vuelves a ser el mismo.
Eso me pasó contigo, mi niña de las Converse. Tú irrumpiste en mi vida como un huracán y la revoluvionaste de una manera impensable. Porque como diría Chica Sobresalto: eres la mayor exponente de que hay gente cuya mera existencia es revolución. Me calaste tan adentro que no había vuelto a ser el mismo desde que te fuiste. O mejor dicho, te eché de mi vida. No sabes lo arrepentido que estoy de eso.
No tardaste ni una semana en mudarte a Inglaterra. Buscaste una residencia y te fuiste sin mirar atrás. Y yo me quedé aquí. Añorándote.
No creo que haya cambiado mucho, ahora soy algo más maduro. Tu hermano dice que estoy más guapo. Mi barba es algo más poblada, no me afeito tan seguido y mi pelo es más largo. Me gusta pensar que mi nueva apariencia física te encantaría. Creo que te he robado al hermano. Eric y yo solíamos echarte de menos juntos. Me acuerdo que los primeros meses sin ti fueron los más difíciles. Yo sabía que él estaba en contacto contigo e insistía en que me contara cosas sobre ti, sobre tu nueva vida. Tal vez así, aquella opresión en el pecho que sentía disminuyera. Él siempre me decía que estabas bien, adaptándote poco a poco, familiarizándote con el idioma, con la gente... Algo en mi interior me decía que me estaba mintiendo para no hacerme daño.
Ambos lo pasamos realmente mal, Eric se sentía solo en aquella casa tan grande, así que Pau y yo nos vinimos a vivir con él. Tu cuarto está tal y como lo dejaste. A veces entro a escondidas de tu hermano y me siento en tu cama, puedo pasarme horas ahí metido, mirando aquellos dibujos que tenías colgados en las paredes, con la cabeza llena de recuerdos. Cuando me pilla, me riñe, me pide que te olvide, que así sólo consigo hacerme más daño. Él sabe toda la verdad y entiende los motivos por los que hice aquello. Ojalá algún día te tenga frente a frente para poder explicártelos.
Las estrellas estarán hartas de oírme suspirar. Las miró pensando que van a cambiar. Mañana será otro cielo. Lo deseo. No quiero que la disposición que tengan al asomarme por la ventana sea la misma que cuando las miraba contigo. Les pido que cambien, que se reorganicen y pueda mirarlas igual de bonito que antes. Yo no puedo cambiar mis recuerdos, no puedo evitar recordar el lugar de cada una de ellas acompañada de tus dedos señalando nuestra constelación. No puedo. Les pido que se apaguen, que dejen de guardar la noche, que brillen de día cuando yo no las mire. Miramos al cielo como miramos nuestro futuro. Y mírame, pidiéndoles que dejen de estar como nosotros. No concibo mirarlas con alguien que no seas tú, ni sin ti, ni solo. Las estoy empezando a odiar. Lo saben, me escuchan. No dicen nada, pero lo sé. Las miro sin verlas, cada noche más horas. Y suspiro. Porque ellas son para siempre. Nosotros no.
Soy consciente de que no quieres saber nada de mí. Me bloqueaste de todas las redes sociales habidas y por haber. Sé que te hice daño, pero, ¿tanto rencor me guardas para no haber vuelto a casa en 4 años?
Aún así, yo no pude borrarte de mis chats, sigues ahí. Y yo lucho día a día contra mi deseo de escribirte, de saber cómo te va todo. Por lo que veo en tus redes sociales, porque sí, después del primer año sin saber nada de ti, me creé un cuenta falsa en Instagram sólo para poder verte, aunque fuera solo en una imagen.
El tiempo sólo me ha dado la razón mi niña. Has conseguido todo lo que una vez te propusiste con tan solo 24 años. Suena increíble, ¿verdad?. Yo nunca dudé de ti. El corazón me va a petar de orgullo, Keira. Orgullo por ti, porque supiste levantarte y perseguir tus sueños, hasta lograrlos.
Conseguí recuperarme de mi lesión. Ahora, cuatro años después, sigo jugando en el mejor equipo del mundo, nuestro equipo, sigo viviendo en Barcelona, ahora la siento un poco más como casa, y puedo decir que no me va del todo mal. Sin embargo, hay algo que me falta. Me faltas tú, pequeña. Llevo 4 años buscándote por cada rincón de la ciudad que nos vio descubrirnos, enamorarnos y por último, rompernos. Ahora sólo contemplaba como yo te buscaba en otras, como te comparaba con ellas. Era una tontería, todas salían perdiendo, ninguna era como tú. Ninguna encajaba con mi cuerpo como lo hacías tú, porque sí cariño, nosotros éramos capaces de fundirnos y convertirnos en un solo ser. Más que besarnos, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, tú me dabas la mano y eso era amor.
No te he olvidado. No he sido capaz. Sueño todas las noches con que vuelves a mis brazos, con que vuelve a haber un nosotros. Ya no somos unos críos. Sería diferente. Siempre pensé que éramos diferentes.
Vienes mucho a mi cabeza. Quizá sea porque lo que vivimos fue tan intenso que ahora te recuerdo cada vez que camino por las Ramblas o por la Barceloneta. Siempre solo. Quizá porque cuando estoy muy roto se me viene a la cabeza como cuidabas mis heridas. Tú que estabas igual de abierta y tenías incluso más cicatrices. Quizá porque el tiempo nos ha servido para vernos como algo más bonito de lo que éramos. Adolescentes descubriendo el amor. Aún recuerdo todo lo que te dije aquella noche, aún me sigue doliendo lo que dijiste, pero no te guardo rencor, yo estaba siendo un hijo de puta. Malditas palabras que siguen clavándose en lo más profundo de mi ser. Siempre lo he envidiado. Quizá el mundo nos ha dado el lugar que merecíamos, o quizá no. Quizá debería preguntarte como te va. Quizá debería empezar a releer el libro que nos dio nombre. Quizá debería empezar a asumir que hay cosas que solo pertenecen al pasado. Quizás tú seas la primera persona que me marcó. Y eso querida, no se olvida.
Si por alguna casualidad algún día me ves por tus pensamientos, abrázame, que te extraño.
Te amo mi niña de las Converse. Nunca lo olvides.
Pedri.
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La chica de las Converse |Pedri González|
RomansaElla es Keira. Él es Pedri. Ella usa converse. Él no se quita las deportivas. Ella cree en la magia. Él hace magia. ¿Qué pasará cuando estos dos se conozcan? ¿Surgirá el amor o será sólo un capricho? Y lo más importante, ¿será esto suficiente?