6- Menosperdida

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Advertencia antes de leer

Me ha costado mucho escribir este capítulo, la ansiedad es un tema que me toca mucho la fibra. Pido perdón por si alguien se siente incómodo con este tipo de tema. También pido perdón por si no he sabido representar la situación como debería ser. Siempre trato de informarme lo mejor posible.

Dicho esto, disfrutad de la lectura.
—*—

Keira

Salí de casa a eso de las 11 y media en dirección al despacho de mi agente. Cuando llegué, el director me estaba esperando.

- Tome asiento, señorita García. -yo obedecí, delante de mí había una carpeta de cuero con lo que parecía un contrato encima- Es usted una de las mejores fotógrafas con las que contamos en la agencia, así que en cuanto hemos recibido esta oferta, hemos pensado que usted sería la candidata perfecta. -me sonrojé.

- Y... ¿de qué se trata? -pregunté.

- Va a trabajar usted como fotógrafa deportiva para el FCBarcelona toda esta temporada, si acepta. -Me hizo muchísima ilusión, Eric iba a flipar. Me apresuré a leer el contrato y cuando comprobé que todo estaba en orden, firmé.

- Muchas gracias por esta oportunidad.

- Empieza usted esta tarde, en la carpeta tiene toda la información, las acreditaciones y demás- volví a agradecer y salí de la oficina. Estaba deseando contarle a mi hermano.

———

Cuando llegué a casa, me encontré a Eric recogiendo los platos del desayuno. No había ni rastro de los otros dos chicos.

- Venga ya, cuéntame qué es eso tan importante.

- Resulta que tiene usted delante a la flamante nueva fotógrafa deportiva del Barça para esta temporada. -sonreí muchísimo.

- No jodas, eso es geniaaal. -me abrazó y yo me enganché a su cintura. Se puso a dar vueltas y yo no podía parar de reír.

- Como me saques feo, vamos a tenerla.

- Tú no podrías salir feo ni aunque quisieras, idiota. -Le di muchos besos en la mejilla. De repente él se puso serio, me bajó y yo supe que se había acordado de que teníamos una conversación pendiente.

Voy a pensar en ti
No olvidar tu nombre
Creo que me perdí
No sé por qué ni dónde

- ¿Pedri estuvo contigo en el jardín anoche?

- ¿Qué maneras son esas de cambiar de tema?

- ¿Es así o no?

- Sí, estuvimos jugando en el agua y viendo las estrellas. -Suspiré, no podía mentirle.

- ¿Por qué le has tratado esta mañana de esa forma? —Parecía decepcionado, su tono de voz denotaba frustración.

- ¿De qué forma?

- Con indiferencia, Keira. Se ha ido de aquí hecho polvo y encima nos ha mentido a Pau y a mí a la cara.

Tengo nubes en los ojos
En los recuerdos, humo
Tengo los pies rotos
Y en la garganta un nudo

- Yo...

- Ni yo ni leches. Os vimos en el césped, Kei. ¿Cómo pretendías que no os escucháramos con el alboroto que estábais formando?

- Pero...

- Ni peros ni ostias. ¿También te querías tirar a Riqui? Estás jugando a dos bandas y al final vas a salir herida y lo peor será que te habrás llevado por delante a dos maravillosas personas que no tenían culpa de nada. —se me cristalizaron los ojos, pero le aguanté la mirada.

- Riqui es mi amigo. Es la única persona que se ha dignado a hablar conmigo en las dos semanas que he pasado encerrada en mi habitación. Pesadilla tras pesadilla, bajón tras bajón. —Iba a explotar, porque eso es lo que era, una bomba de relojería y ya no había nadie que pudiera impedirlo.— ¿¡Y qué si me lo hubiera tirado para olvidarme de tu estúpido amigo!? Él tampoco es que estuviera muy a disgusto.—Él quiso hablar pero yo le interrumpí.—Por cierto, ¿dónde coño estabas tú? Me dejaste caer, Eric. No te atrevas a juzgar la manera en la que intento recomponerme de lo que pasó porque no tienes ni puta idea, ¿lo pillas? —sin darme cuenta estaba llorando y no paraba de darle golpes en el pecho.

Cúrame viento
Ven a mí
Y llévame lejos
Sácame de aquí
Cúrame tiempo
Pasa para mí
Sálvalos a ellos, sálvalos a ellos

Él no hacía nada, sabía que tenía que dejar que me desahogara.

- ¿Sabes acaso lo mal que lo paso a diario cuando estoy sola en mi habitación y me doy cuenta de que algo no va bien, cuando me siento la persona más solitaria del planeta, cuando empiezo a temblar solo con la idea de pedir ayuda, porque me da miedo que en otro contexto vuelvan a no creerme?

- No lo sé, Kei, no lo sé... —su voz se había suavizado.

No me despedí
Y lo siento
No me dio tiempo a decir
Lo mucho que te quiero

    Me abracé a él, porque es lo único que tengo y en ese momento le necesitaba. Mi respiración se descontroló y mi corazón latía demasiado rápido, además de que sentía que iba a echar el estómago por la boca en cualquier momento. Traté de recordar los ejercicios de respiración que busqué el otro día en Pinterest y que había usado en más de una ocasión. Los repetí un número incontable de veces hasta que conseguí acompasar mi respiración con la de Eric, que me había cogido y llevado al sofá, donde ahora descansaba sobre sus piernas mientras él me acariciaba el pelo.

- Lo siento... —susurré. —Me alejaré de ellos. No quiero hacerles daño, además nadie quiere estar con alguien como yo, rota y llena de sombras de las que no sabe salir.

Cúrame viento
Ven a mí
Y llévame lejos
Sácame de aquí
Cúrame tiempo
Pasa para mí
Sálvalos a ellos, sálvalos a ellos.

———

Uff, esto ha sido más duro de lo que pensaba.

Gracias por leer, nos vemos en el próximo capítulo.


La chica de las Converse |Pedri González|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora