Pedri
Han pasado cinco días desde que Kei y yo compartimos aquel primer beso, bueno primeros. He de admitir que de todos los escenarios que había imaginado, el que sucedió superó todas mis expectativas. No he vuelto a hablar con ella, porque siempre que coincidimos ella está muy ocupada o yo estoy entrenando. También he ido varias veces a su casa, pero nunca está. Pasa horas extra en el estudio, está preparando unos castings para un musical muy importante. Ni siquiera nos hemos escrito por mensajería, me da miedo que se agobie, además sólo fueron un par de besos fruto del momento, a lo mejor está arrepentida y por eso me evita o yo me estoy emparanoyando. No vi venir un balón que me golpeó en la barriga. Lo había lanzado Eric para que yo lo controlase.
- Pedri, ¿se puede saber qué te pasa? Tienes la cabeza en otro lado. -Eric me miraba con una mueca de dolor en el rostro y las manos en la cabeza. El entrenador se acercó y me puso una mano en el hombro.- ¿Estás bien, hijo?
- Sí, sí, estoy bien, míster. -Contesté mientras me recuperaba del golpe. Estaba pensando en mi situación con Keira y me había despistado del entrenamiento.
- Chico, llevas días atontao, si tienes algún problema personal, trata de solucionarlo o por lo menos mantenlo fuera del campo.
- Así lo haré, míster. -Seguí entrenando deseando que se terminara la jornada.
———
Al terminar el entrenamiento, Eric se ofreció a llevarme a casa, pero yo lo rechacé. Quería ir a buscar a Keira al estudio y tal vez llevarla a algún sitio. Quería hablar acerca de lo que había pasado entre nosotros.
- No sé qué pasó el otro día en esa habitación entre vosotros dos,pero me lo imagino. Mi hermana está encoñadísima de ti. Más te vale no hacerle daño o te hago una reconstrucción facial gratis.
- Voy a cuidar de ella, de verdad, qué pesado eres. —le di una palmada en el hombro.— Luego te la devuelvo, o tal vez no. —le dediqué una sonrisa pícara.
- Lo que hagáis vosotros dos en la intimidad es cosa vuestra, no necesito detalles. —me dio una colleja.— Quedas advertido.
Me despedí de Eric y me puse en camino hacia el estudio donde Keira entrenaba.
———
Al llegar, decidí entrar y darle una sorpresa. Pregunté en recepción por ella y la chica que me informó pareció reconocerme, pero no dijo nada.
- Buenas tardes, buscaba a Keira García. —la chica me miró perpleja.
- Sí, una de nuestras mejores alumnas. La encontrarás en el aula 12, baile contemporáneo.
- Muchas gracias. —ofrecí una de mis mejores sonrisas.
Recorrí pasillos interminables llenos de habitaciones con suelos amoquetados. Nada que ver con el césped que yo estaba acostumbrado a pisar. Aquello era su vida, lo que de verdad le gustaba hacer. Apareció ante mí un cartel que rezaba "aula 12" y Titanium de Sia sonaba de fondo. La puerta estaba abierta así que entré. Allí estaba ella, mi ángel, bailando aquella canción mientras una mujer mayor la miraba y asentía. No podría describir la gracia con la que se movía, la facilidad con la que expresaba las emociones que transmitía la canción, estaba sintiendo de verdad la música y el baile.
Me quedé boquiabierto cuando dio un salto y giró en el aire dando por finalizado su ejercicio. Todo se quedó en silencio, su pecho subía y bajaba acelerado por el esfuerzo. Su profesora indicó que la clase había terminado y ella se giró para recoger sus cosas. Entonces me vio, apoyado en el marco de la puerta, sonriendo.
ESTÁS LEYENDO
La chica de las Converse |Pedri González|
RomansaElla es Keira. Él es Pedri. Ella usa converse. Él no se quita las deportivas. Ella cree en la magia. Él hace magia. ¿Qué pasará cuando estos dos se conozcan? ¿Surgirá el amor o será sólo un capricho? Y lo más importante, ¿será esto suficiente?