Pedri
Hoy era día de partido. Debíamos viajar a Bilbao para jugar contra el Athletic Club. Sería un enfrentamiento duro, de eso no cabía duda. La noche anterior la había pasado con Keira en su casa viendo una película, aunque nos fuimos a dormir pronto porque ella quería que yo tuviera las horas de sueño recomendadas para que rindiera lo mejor posible.
Me desperté y no había nadie en la cama. Sin embargo sí que se escuchaban ruidos en el resto de la casa. Busqué por todos lados mi ropa y sólo encontré los pantalones. Había perdido un calcetín y la camiseta. Era un desastre.
Salí al pasillo y me topé con una Keira que llevaba mi camiseta puesta encima de la ropa interior y que le reñía a Eric por no haber preparado sus cosas.
- Joder, Eric, vamos a llegar tarde. -correteaba de un lado para otro recogiendo cosas del suelo.
- Tranquila, Kei, lo tengo todo controlado. -decía su hermano que corría de un lado a otro intentando ponerse las zapatillas.
- Hombre, dormilón, dale vístete que llegamos tarde. -me dio un beso en la mejilla y entró en la habitación.
- Mira como a él no le riñes -escuché a Eric gritar.
Entré detrás de ella y traté de tranquilizarla, abrazándola por la espalda.
- Así que tú tenías mi camiseta. La daba por perdida.
- Sorpresa, te la robé. Lo siento, pero la tienes perdida. Ahora es mía. Me encanta como huele y además me queda de escándalo. -dio una vuelta sobre sí misma.
- ¿Pero tendrás morro? -la cogí como un saco de patatas y la dejé en la cama para empezar una guerra de cosquillas.
Ella no paraba de patalear y de reír y yo estaba disfrutando como un niño pequeño.
- Para, para que me hago piiiiiiis. -Consiguió deshacerse de mí y salió corriendo al baño.
Mientras, yo aproveché para ponerme el conjunto de pantalón corto y camiseta que nos había facilitado el club para el viaje. Ella salió del baño con el uniforme. Vendría con nosotros, como parte del staff y yo no podía estar más contento. Así podría sentir su apoyo desde cerca en el campo.
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A eso de las 12 del mediodía, el avión aterrizó en el aeropuerto de Bilbao y cogimos el autobús para ir al hotel. Aquella noche la pasaríamos allí y volveríamos a Barcelona a la mañana siguiente.
Todo el mundo vio como me senté con Keira en el vuelo y como ella se abrazó a mí cuando íbamos a despegar. Se oían murmullos, pero decidimos ignorarlos, no teníamos que explicar nada. Eric nos miraba satisfecho desde el asiento de al lado.
Nos recomendaron no salir del hotel hasta que fuera la hora de partir hacia el estadio. Eric y yo compartíamos habitación, mientras que Keira tenía una para ella sola. Sorprendentemente, era la única mujer del staff, pero eso a ella no parecía importarle. Dejé las cosas en mi habitación y fui con mis compañeros a almorzar al comedor. El buen rollo que había en el ambiente era notable. Las risas estaban aseguradas con los chistes de Piqué y Griezmann. Yo no podía quitarle un ojo de encima a Keira que hablaba animadamente con el fisio. Tal vez estaba un poco celoso. Jordi vio como la miraba y habló en voz alta.
- Tío, Pedri, estás embobado. Ya todos nos hemos dado cuenta de cómo la miras y la verdad es que...
- No se te ocurra continuar con lo que ibas a decir. -intervino Eric. - Es mi hermana y no voy a permitir ningún comentario obsceno sobre ella.
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La chica de las Converse |Pedri González|
RomansaElla es Keira. Él es Pedri. Ella usa converse. Él no se quita las deportivas. Ella cree en la magia. Él hace magia. ¿Qué pasará cuando estos dos se conozcan? ¿Surgirá el amor o será sólo un capricho? Y lo más importante, ¿será esto suficiente?