Me doy cuenta enseguida que a Luca le hizo mal mi reacción por el cariño que denota su mirada y entonces comprendo que aún cuatro años después seguimos entendiéndonos. Extiende su mano hacia mí y me ayuda a ponerme de pie, hora de afrontar la situación.
—Hola, Lu— pronuncio de manera débil y me giro hacia la mujer de cabello rojo para que me la presente.
Antes de hacerlo me abraza con fuerza, tanta que es evidente para mí que creía que jamás iba a volver a verme. Su calidez me invade, haciéndome olvidar por completo las bajas temperaturas neoyorquinas.
—Te ves bien— susurra en mi oído antes de soltarme—. Isla, ella es Sabrina, mi esposa.
—Mucho gusto— digo estrechando su mano con una sonrisa, ocultando lo que esa palabra genera en mi sistema.
Su esposa.
Por supuesto que ya no siento amor romántico por Luca, pero saber que está casado remueve cosas en mi interior que jamás había experimentado.
—Ah, ¡la chef! — asiente la chica mientras me devuelve el saludo—. De hecho, estamos en nuestra luna de miel.
—Felicitaciones.
Me sorprende que le haya hablado de mí. Se produce un silencio algo incómodo durante algunos segundos y prefiero romperlo antes de salir corriendo.
—Bueno, ¿les saco una foto entonces?
Luca sonríe y apoya la cámara en mis manos para ir a posar junto a la bella fuente y su fondo de enredadera poblada de flores blancas. Él levanta la mano saludando hacia el lente y me deja ver todos sus dientes y ella le planta un beso en la mejilla justo cuando se dispara el flash. Es imposible negar que se ven muy bien juntos, además de reflejar auténtica felicidad. Esto último logra calmar el huracán de sentimientos que estaba ahogando.
Si alguien en este mundo merece ser feliz es Luca.
Se acercan a ver la foto que les tomé y se ven conformes, sonriendo cómplices con la imagen de ambos siendo felices en Nueva York.
—Gracias— suelta Sabrina apoyando una mano en mi hombro con dulzura. Me hace preguntarme cuánto es que sabe de mí, qué cosas le habrá contado Luca sobre "la chef".
—De nada. Espero que sigan disfrutando su viaje, eligieron una ciudad hermosa con mucho para ofrecer.
—Hasta ahora nos encanta, no me sorprende que la hayas elegido en su momento. Siempre tuviste buen ojo para estas cosas— exclama Luca.
Lo abrazo y estoy a punto de estrechar la mano de ella cuando propone algo que no me esperaba.
—Hace mucho frío y estábamos a punto de ir a tomar un café, ¿te gustaría acompañarnos?
Lo dudo por un instante, pero sé que quedaría mal decir que no así que termino aceptando. Sabrina parece realmente agradable y no me gustaría incomodarla con mi rechazo. Tampoco quiero que Luca sienta que digo que no por él. Y a decir verdad muero de hambre.
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Crème Brûlée-Un sueño entre sabores | ✓
Chick-LitDesde pequeña Isla tuvo una sola pasión, cocinar. Al terminar sus estudios y convertirse en chef decide irse de Argentina para probar suerte en Nueva York con un objetivo en mente, ser una de las cocineras más reconocidas a nivel mundial. Y está dis...