Capítulo 7

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Una semana ha pasado ya en mi nuevo puesto en el restaurante

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Una semana ha pasado ya en mi nuevo puesto en el restaurante. Mis tareas han ido variando y, aunque todavía no hago nada muy grandioso, me estuvieron confiando trabajos cada vez más importantes. Estoy poniendo todo mi empeño en realizar de manera correcta cada paso que se me indica, desde mi charla con Luca me siento más decidida y motivada que nunca.

Lo bueno es que Becca siempre arregla los turnos para que quedemos juntas y hoy no es la excepción. Además, es mi primera vez en el turno de la noche y mi cuerpo me lo agradece, sobre todo mis ojeras.

Salgo del subterráneo con mi café en la mano dispuesta a tener otro día igual a cualquier otro. Decido caminar las varias cuadras que separan al transporte público del restaurante para disfrutar de lo hermosa que es esta ciudad en octubre, las hojas naranjas tiñen las aceras y las calles, de a poco van apareciendo decoraciones de Halloween en casi todas las casas y las personas se empiezan a abrigar cada vez más sin perder el estilo.

Todavía me cuesta creer la suerte que tuve al conseguir este trabajo, pero ver a Rebecca esperándome en la puerta del callejón lateral para entrar juntas me reafirma que todo esto es real y lo merezco.

—Bienvenida al turno de la noche—suelta divertida luego de regalarme un abrazo—, ¿lista para trabajar como una mula?

—¿Es para tanto?

—Es peor. De verdad no se para ni un solo minuto, así que espero que tus pequeñas manos hayan venido preparadas. Además, Henri se vuelve más exigente en este horario.

—¿Acaso es eso posible? —exclamo bufando y mirando a mi amiga asentir mientras me roba un sorbo de café—. ¿Ese hombre no descansa?

—Nunca, no lo he visto tomarse un solo día de vacaciones desde que entré a Doux Paradis cinco años atrás.

—No me parece normal ni sano.

—Henri vive para su trabajo, Isla. Nada va a cambiar eso.

—Repito que no me parece bien.

Rebecca apaga su cigarrillo y nos adentramos al restaurante por el corredor que nos lleva a la cocina. Justo cuando estoy por atravesar la entrada de la misma alguien que iba de salida choca conmigo haciendo que derrame todo lo que quedaba de café en mi ropa y quemándome un poco en el proceso.

—¿Acaso no miras por dónde vas? — escupe de mala manera una voz femenina con acento francés que no conozco.

Levanto mis cosas del piso de manera apresurada y vuelvo a ponerme de pie para dirigirme a ella.

—Perdón, no te vi— tengo que elevar la cabeza para poder mirarla a la cara.

Es altísima y delgada. Sus facciones son duras y elegantes, remarcadas por un corte carré en su cabello castaño que termina a la altura de su mentón.

—Para ser justas tú tampoco estabas muy concentrada en el camino, Margot— musita Becca intentando limpiar mi blusa con un pañuelo descartable.

Crème Brûlée-Un sueño entre sabores | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora