El frío se cuela por cada centímetro de mi cuerpo, puedo notarme temblar un poco, pero no me detengo. La aguanieve que cae del cielo en esta noche sin una estrella me hace poner en duda mi decisión de volver caminando. Aun así, continúo poniendo un pie adelante del otro y moviéndome casi sin pensar, de manera automática.
Mi cabeza en este momento es un completo caos. La cantidad de ideas que van y vienen no me permiten concentrarme en lo que de verdad importa, aunque ¿qué es lo que importa al fin y al cabo?
De vez en cuando mi cerebro queda en blanco junto al ruido de alguna bocina o grupos de amigos que pasan gritando, probablemente dirigiéndose a alguna fiesta. Suspiro aliviada cada vez que eso ocurre, me gustaría poder estar más tiempo sin pensar.
Sin embargo, recordar el fino y alargado dedo de Dai Na con su enorme anillo dorado de piedra verde esmeralda apuntando hacia mi plato me trae de nuevo a la realidad, una realidad que debo afrontar lo antes posible.
¿Cómo puede haber cambiado tanto mi vida en tan solo una hora?
Todavía puedo sentir el abrazo de todos mis colegas cayendo sobre mí luego de que Dai Na dijera mi nombre en voz alta. Lo tuvo que hacer para que yo logre entender, porque al principio me quedé dura en el lugar con la mandíbula por el suelo y observando lo poco que quedaba de comida en el plato.
Lo hice, lo conseguí, Dominic tenía razón, mamá y papá tenían razón. Puedo ser la chef principal de un restaurante importante, crearé el menú, tendré gente a mi cargo, ¿por qué mierda caen lágrimas tan gordas de mis ojos entonces?
El nudo que se formó en mi garganta mientras sacaron copas para brindar con champagne y felicitarme todavía me acompaña. Me pidieron que diga unas palabras, pero yo solo logré articular un balbuceo extraño del cual se entendió poco y nada. Se lo adjudicaron a mis nervios y emoción y les di la razón, aunque en realidad lo que tenía y sigo teniendo es un terror invasivo y doloroso.
Desde que nacemos nos preparan para soñar en grande, nuestros familiares nos dicen que podemos lograr todo lo que nos propongamos y yo decidí vivir bajo esa idea. Siempre me creí capaz de todo. Estudié como una perra, me esforcé constantemente para mejorar, decidí llevarme el mundo por delante desde el día que puse un pie en mi primera clase de cocina.
Lo que nadie te dice es qué pasa una vez que lo consigues. Cuando llegas a cumplir tu sueño, ¿simplemente te inventas otro? No voy a negar que estoy orgullosa de mí. Ver el esfuerzo y la constancia de tantos años materializada en mi presente es abrumador e increíble en partes iguales. Quiero reír hasta llorar de emoción, quiero darme una palmada en mi propia espalda, necesito ir a ver a la Isla del pasado cuando decidió venir a Nueva York y gritarle que lo conseguimos.
Y aun así el miedo está presente, las dudas al cuestionarme si estaré lista para esto, si verdaderamente me siento capaz de liderar un restaurante y tener gente trabajando para mí o si terminaré decepcionando a todo el mundo.
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Crème Brûlée-Un sueño entre sabores | ✓
ChickLitDesde pequeña Isla tuvo una sola pasión, cocinar. Al terminar sus estudios y convertirse en chef decide irse de Argentina para probar suerte en Nueva York con un objetivo en mente, ser una de las cocineras más reconocidas a nivel mundial. Y está dis...