Capítulo 22

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Nunca he disfrutado despertarme temprano, sin embargo, hoy vale la pena

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Nunca he disfrutado despertarme temprano, sin embargo, hoy vale la pena. Vuelvo a trabajar al restaurante luego de casi una semana y no podría estar más emocionada, ni siquiera el hecho de que comienzo con el turno de la mañana parece molestarme. La felicidad de estar de nuevo en mi cocina favorita es más fuerte que todo.

Me levanto de un salto en cuanto suena la alarma, abro las cortinas de mi habitación y con una amplia sonrisa voy a tomar un baño bien caliente, eso siempre me ayuda a relajar. Por alguna razón siento como si fuera de nuevo mi primer día en el Doux Paradis. Solo espero que nadie me pregunte por mi intento de renuncia o me juzgue por volver casi de manera instantánea. Al menos Rebecca me aseguró que ya habló con todos sobre mi regreso.

Me visto con ropa cómoda y cuando salgo de mi cuarto veo a mi compañero de piso preparando un sustancioso desayuno. Panqueques con chispas de chocolate, miel y frutas cortadas. El aroma me pone de buen humor de forma casi instantánea. Para esto si vale la pena ponerse la alarma.

—Huele delicioso, Dom—remarco tomando asiento en una de las banquetas frente a la barra.

—Es para celebrar tu segunda oportunidad en el restaurante—contesta risueño distribuyendo los panqueques y las frutas en dos platos y poniendo uno delante de mí.

Le sonrío en agradecimiento mientras pincho una rodaja de banana y corto un poco de panqueque. Llevo todo a mi boca al mismo tiempo y cierro los ojos por placer al sentir las chispas de chocolate que se encuentran derretidas explotando con suavidad contra mis papilas gustativas. Buen trabajo, Dominic.

Mantengo una charla superficial con mi amigo y luego de terminar el desayuno enciendo el televisor en el canal de noticias para ver la temperatura y así decidir cuánto abrigarme. Pero no puedo prestarle atención a ese pequeño dato porque la noticia de la cual se está hablando me deja helada, puedo notar mi mandíbula desencajada y mis ojos cerrándose un poco intentando entender si estoy leyendo bien o no.

Con grandes letras negras mayúsculas sobre un cartel amarillo chillón se lee "El pasado oculto del famoso chef Henri Gautier que nadie conocía".

—Subí el volumen—le pido a Dom sin apartar mi mirada de la pantalla—. Dominic, subí el volumen, ¡rápido!

—Pero si tú tienes el control remoto.

Observo mi mano notando que mi amigo tiene razón. Si no estuviera tan nerviosa seguro me estaría riendo de mi despistada confusión. Subo el volumen hasta que la voz de los dos periodistas es alta y clara. Dominic se gira hacia el televisor intrigado.

—¿Desde cuándo ves estos programas de la farándula? —inquiere con una ceja enarcada.

—¡Shhh! Silencio que no escucho.

Soy consciente de que mi actitud no está siendo la mejor, pero mis ganas de saber qué está pasando son más fuertes. Siento como mi cuerpo tiembla un poco. Miro la hora en la parte superior derecha de la pantalla y entiendo que si sigo mirando seguramente llegue tarde al trabajo, aun así, no puedo mover mi trasero del asiento.

Crème Brûlée-Un sueño entre sabores | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora