Saint es un hermoso y delicado chico con piel de porcelana, el cual creció junto a sus dos hermanos mayores, muy distintos a él.
Su padre, un alfa ex militar y dueño de una academia de defensa y entrenamiento personal, decidió que en cuando estos ll...
Ya se estaba acercando la hora de cenar, instante en el que Saint creyó que ya era momento de dejar entrar a su alfa pero cuando este abrió la puerta no lo encontró.
...-Zee...Zee...-lo llamó sin respuesta-...¿A dónde habrá ido?
Preocupado, lo llamó al móvil pero tampoco obtuvo nada, por lo que el omega salió y comenzó a caminar por los alrededores para intentar localizarlo.
-Vamos, Zee, vamos- susurró temiéndose lo peor-...solo estaba bromeando, amor.
Desanimado luego de unos minutos buscando, este regresó a la habitación creyendo que su alfa se había ido enfadado a un bar y que ahora era él quién lo castigaba pero tras cerrar la puerta de la habitación, notó un olor extraño y desagradable.
Apretando sus puños, el omega se giró encontrándose con dos enormes tipos, los cuales se abalanzaron sobre él, propinandole múltiples golpes a los que él se defendió con fuerza y valentía.
Finalmente, uno de los gamma sacó una pistola eléctrica y se la puso en la espalda dándole una fuerte descarga, por lo que Saint dejó de resistirse.
...-Basta de juegos, el jefe te quiere vivo para que veas lo que le hará a ese lindo niño rico.
-Ze-Zee n-noooo...- balbuceó Saint antes de caer inconsciente totalmente.
Tras atarlo y amordazarlo, los dos gamma lo cargaron en la furgoneta en la que habían llegado, junto con el cuerpo inmóvil de Zee, al cual habían atrapado con anterioridad, mientras caminaba haciendo tiempo para que a su omega se le pasase el enfado.
Para cuando Saint recuperó la consciencia, este ya estaba sentado y amordazado en una silla frente a Zee, el cual aún estaba dormido.
...-Cariño, despierta....Zee, abre los ojos-lo llamó en un susurro mientras miraba a su alrededor.
El joven alfa se despertó y rápidamente se dio cuenta que estaba atado a una silla también y que era su omega quién lo llamaba.
-Saint, ¿Qué ha pasado?, ¿Qué hacemos aquí?-preguntó este intentando soltarse.
-No lo sé pero no creo que tardemos mucho en averiguarlo.
-Lo siento, Saint.
El omega lo miró con confusión.
-¿Qué es lo que sientes?, ¿Esto no es tu culpa?
El joven alfa negó.
-Si ya, me refiero a lo de las pastillas, en verdad quiero que sepas que lo siento mucho.
El omega sonrió levemente.
-Tranquilo, lo sé pero eso no importa ahora, debemos buscar la forma de escapar de aquí.
De repente, la puerta se abrió y ambos vieron con sorpresa que era Kao quién entraba, sujetando a William, el cual estaba todo magullado.
-Oh vaya, vaya...así que los lindos tortolitos ya se han despertado-habló con sorna el delta tirando al veterano alfa al suelo.
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