Abrí sigilosamente la ventana, con cuidado introduje mi cabeza en el interior y luego el resto de mi cuerpo, dejé caer mis pies sobre el suelo con suavidad y me enderecé en mi lugar mirando hacia todas partes.
Bien, ya estaba dentro...
Suspiré.
Caminé hacia mi habitación tratando de ser lo más silencioso posible, la mañana ya estaba un poco adelantada pero al parecer todos dormían puesto que era domingo, sin embargo me mantuve siempre alerta por si acaso, sonreí triunfal al estar frente a la puerta que daba mi habitación, tomé el pomo y lo giré abriéndola lentamente, cuidando de no ser demasiado ruidoso, me adentré rápidamente quedando recargado contra la puerta, esta fue moviéndose poco a poco hasta cerrarse, solté un sonoro suspiro al Ya encontrarme seguro en mi refugio, cerré los parpados y tiré mi cabeza hacia atrás mientras sonreía bobamente recordando las escenas vividas la noche anterior...
—Quédate conmigo—Dijo Tom de repente—
—¿Qué?—Pregunté un tanto confundido—
—Sí, quédate conmigo esta noche, no te vayas
—Quieres...?—Ni siquiera pude formular alguna pregunta, no comprendía—
—Quiero que duermas conmigo —Aclaró—
—D-dormir?—Interrogué sintiéndome repentinamente nervioso, mi corazón comenzó a latir muy rápido y mis ojos se abrieron como platos imaginando lo que quería decir con eso—
—Si...—Respondió con obviedad pero al notar mi gesto aterrado entrecerró los ojos y agregó—: No estarás pensando...—Se interrumpió así mismo con una risa divertida— No me acostaré contigo Bill—Explicó con guasa y borró su sonrisa unos segundos— Bueno...no si tú no quieres—Volvió a sonreír—
—Entonces... —Murmuré sintiéndome incómodo con el fogaje que se prendió de mi rostro en el instante que dijo esas palabras— ¿quieres que duerma contigo?—Pregunté levantando la mirada, en sus bellos ojos se hizo presente un extraño resplandor—
—Hazme compañía ¿sí?—Expresó con ternura— ¿Qué dices?
— ¿Solo eso?—Pregunté mirándolo con escepticismo—
—Sí, solo eso—Respondió él con simpleza—
—De acuerdo—Accedí—
¿Por qué no?
— ¿Te quedas?—Preguntó con ilusión—
Asentí formando una pequeña sonrisa en mis labios.
—Genial—Manifestó sonriendo pícaro al mismo tiempo que movía con su lengua el piercing que adorna su labio— Vamos adentro—Informó tomando mi mano—
Me guió hacia la entrada de su casa, abrió la puerta y me invitó a pasar.
Observé el lugar brevemente y me volví hacia él.
— ¿Vives solo?—Pregunté con ilusión—
—Por desgracia no...—Respondió como si le fastidiara la situación—Vivo con mis padres—Me desencantó por un instante—
— ¿Y ellos están aquí?—Pregunté alarmado—
—No, descuida—Levantó una mano como diciendo que me tranquilizara—
—Y... ¿qué haremos?—Pregunté juguetón—
—No sé, ¿qué quieres hacer tú?—Me respondió sonriente a la vez que él también se acercaba—