No tengo idea de cómo llegué a casa y mucho menos cómo desperté en mi cama, todo lo que recuerdo es la alocada fiesta a la que asistí la noche anterior con Bill.
Me levanto de la cama sintiéndome terriblemente mareado y con visión borrosa. A saber que clase de estupefacientes estuve metiéndole a mi cuerpo anoche.
Llegué hasta el baño y me observé en el espejo notando que estaba vestido aunque algo despeinado.
¿que pasó anoche?
Me mojé un poco la cara y apoyado en el lavamanos me quedé observando mi pipa casi inconscientemente y no sé por cuanto tiempo pero de repente escucho ruidos y al girar mis padres están frente a mi. Me sorprendió enormemente ya que no recordaba que hoy llegaran y que me tomaran desprevenido Encontrándome en tal estado.
—¿padres?
—los mismos, Tom.—dice mi madre con seriedad.
—¿que hacen aquí?—pregunté sin salir de la sorpresa.
—aquí vivimos ¿no?
—¿en donde pasaste la noche?—pregunta mi padre mientras yo camino fuera del baño.
—a-aquí —balbuceo sentándome en la cama.
—estuviste fuera ¿verdad?—pregunta mi madre.
—¿es que no puedo salir?—interrogo sin levantar la voz.
—no le alces la voz a tu madre.—me regaña mi padre y bajo la mirada.
—Tom, no puedes seguir yendo a esas fiestas, ni andar por ahí quien sabe con quien y en que sitios.
—Mamá...—comienzo con tono quejoso pero ella me interrumpe.
—tu padre y yo hemos tomado una decisión.
Oh Dios.
mi corazón se acelera y los miro atentamente. Ninguna de sus decisiones son buenas para mi.
—irás a un internado.—dice finalmente mi padre.
Trago saliva y suspiro.
—ya está decidido.—complementa mi padre dándome a entender que no tengo ninguna oportunidad de replica.
Estando solo en mi enorme habitación me tiro sobre la cama y me pongo a mirar el techo.
¿que será de mi Bill?