Capítulo 23

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El tiempo Pareció haberse congelado después de aquel encuentro con mi progenitor, como si el mundo hubiese girado rápidamente y ahora todas las cosas me parecieran extrañas, en la camioneta de Tom no hablé por un tiempo, miraba al frente como si esperara algo que nunca llegaría, escasamente parpadeaba y sobre mis mejillas yacían las lágrimas congeladas.

Mi Tom me lanzaba miradas preocupadas de vez en cuando, no fue hasta mitad de camino que se decidió a romper el silencio.

-¿Que ha pasado ahí dentro?-Me preguntó en un tono bajo y cohibido a lo que yo negué con la cabeza y le miré con ojos rotos, mis labios se movieron automáticamente al ver su cara de niño pequeño y le dediqué una sonrisa restándole importancia al asunto-

Tom pareció creerme a pesar de que mi aspecto me delatara, no volvió a preguntar nada mas y yo me dediqué a fumar un cigarrillo.

Al llegar a su casa subimos directamente a su alcoba, me encontraba cansado, agotado mentalmente, vi su cama y lo primero que deseé fue arrojarme en ella y no despertar jamás, sus brazos me rodearon desde atrás y su suave susurro se escuchó en mi oreja.

-Estuviste llorando...Dime, ¿Que es lo que ha pasado Bibi?

Suspire y la habitación se llenó de silencio, mi cuerpo se estremeció por los espasmos y me vi obligado a no llorar, no frente él.

-No importa Tommy- Respondí con voz llorosa-No importa...-Repetí una vez más y me gire para quedar frente a él, le dediqué una sonrisa rota y me acerqué para besar sus labios pero...simplemente no fui capaz-

Me separé y me dirigí al baño, ahí me encerré encontrando una pipa sobre la mesa del espejo, observé el objeto con curiosidad y miles de recuerdos me azotaron la mente, me sentí mareado por un momento y me dejé caer al suelo, todo me daba vueltas, todo comenzó a ir muy rápido y me se senti fuera de lugar, como si me hubiese fusionado con mi entorno, ahora todo se sentía mas real, los latidos de mi corazón hacían eco en mi cabeza y de fondo, a lo lejos, muy a lo lejos escuchaba los suaves golpes de Tom sobre la madera.

El ataque de pánico duró unos pocos minutos, Tom se cansó de insistir y al parecer abandonó la residencia , me quedé sentado en el frío suelo, mirando a punto muerto en la pared, torturandome con mis propios recuerdos.

Una lágrima se escapó de mi cuenca.


No era consciente de nada, estaba tirado sobre una superficie dura y fría, el suelo de mi habitación quizá, no podía moverme ni abrir los ojos, los párpados me pesaban mortalmente y mi corazón rebotaba contra mi pecho, una y otra vez, cada vez mas rápido, empecé a perder la vicion y lo único que mi vista distinguía era un montón de luces centelleantes, me dolía el pecho y casi no conseguía respirar, todo se volvió oscuro y a la mañana siguiente amanecí en un hospital.

Un suspiro tembloroso escapó de mi boca.


Acaba de llegar de la escuela, no había nadie en casa, sólo la incompetente niñera del mocoso pero era tan insignificante que simplemente no contaba, subí a mi habitacion, abri mi mochila y saqué de ella una pipa junto con una pequeña bolsita de plastico, la excitación invadía mi cuerpo, estaba siendo controlado y yo no ejercia ninguna oposición a eso, Vertí el contenido de la bolsita en la pipa y luego usé un encendedor, inhalé y la habitación se llenó de humo, perdí el conocimiento.
Día tras día, al llegar a casa, día tras día iba quedando mas enganchado pero eso yo no lo sabia.

"-Señora, su hijo ha estado consumiendo sustancias alusinogenas, acaba de sufrir una sobredosis."

"-Señora, su hijo se ha salvado de milagro..."

Seamos malos juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora