―Bill,cariño,¿podrías limpiarle la carita a Alex?
―Preguntó mi madre con esa dulsura que tanto me fatiga de ella,Bufé con molestia,odiaba que me pidiera acercarme a ese Niño―
―Por favor―Pidió mirándome a los ojos,giré medio cuerpo en mi silla y observé al bebé junto a mi,no se porque tuvo que sentarlo a mi lado, parece que no he dejado en claro que detesto a ese niño―
―¡Está bien!―Exclamé girando los ojos,tomé una servilleta y la acerqué al rostro de mi hermano―A ver mocoso―Mascullé mientras le pasaba la servilleta con rudeza―
―Bill,no lo trates así, por favor―Dijo mi madre con pesar―
―Es mi hermano, lo trato como se me da la gana―Contesté con voz neutral―
―Bill,no le hagas tan fuerte,es un bebé―Volvió a decir con pesar―
―¿No te gusta como lo hago?―Pregunté mientras le tallaba todo el rostro al bebé,practicamente―
―Bill,lo estas haciendo llorar―Se quejó alarmada cuando el niño empezó a chillar debido a mi brusquedad,dejé la servilleta a un lado y exclamé―:
―limpialo tu entonces ¡joder!―Enseguida me levante de la mesa hecho una furia―
―¡Bill no seas tan grocero!―Espetó mi madre mientras arrullaba al mocoso en sus brazos,los miré con desdén y me di la vuelta para salir de la cocina,mi padre no estaba,por suerte,era un fastidio tenerlo cerca con sus ofensas hacia mi todo el tiempo,subí las escaleras y busqué aquella ventana por la que siempre salía,empuje el vidrio hacía arriba y me senté a Horcadas sobre el marco, saqué la cabeza y los brazos,luego el cuerpo completo, tomé impulso y subí al techo,por suerte no había sol,así podría quedarme un buen rato allí cómodamente,caminé con cuidado sobre el tejado hasta encontrar el lugar en el que siempre me sentaba,me gustaba pasar el tiempo allí,lejos de mi despistada madre y de su detestable hijo, había una pequeña corriente de viento,estaba frio y me acariciaba el cabello y la piel,odio a toda mi familia en general,al niño ni siquiera sé porqué lo odio, solo lo odio,de repente algo duro golpeó mi cabeza, automáticamente la gire en dirección al golpe,me encontré con los idiotas de mis vecinos jugando béisbol en la calle,son unos idiotas de 16 años que se creen rudos,me molestán diariamente así que también los odio―
―¡Eh,Kaulitz! ¡Deja de tocarme las pelotas!―Me gritó,de inmediato todos los demas chicos que lo acompañaban se soltaron a reír,tomé la pelota entre mis dedos y la extrujé tratando de entender el motivo de sus risas―¡Lanzala!―Volvió a gritar el mismo chico;Jhonny―
Cuando al fin entendí el motivo me sentí imbécil e iracundo,había sido doble sentido.
―¡Pudrete maldito!―Le grité lanzándole el balón de vuelta―