Capítulo 3

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Me siento de golpe, provocando que mi trasero duela. Suelto una maldición por lo bajo

-¿Qué harás hoy Elish? -interroga Evan y me encojo de hombros. Realmente no quiero hacer nada más que llegar a casa, tumbarme a comer, dormir para subir 10 kilos y ponerme cual vaca deprimida mientras lee "Prohibido Enamorarse de Adam Walker"

-Comer, dormir, leer y no salir con ustedes definitivamente -los miro y ellos ríen, como si acabase de contar un chiste. Yo río, pero río porque son demasiado estúpidos como para notar que esto es sarcasmo. Que alguien les dé un golpe.

-Vale, tienes que estar lista a las 6pm. Iremos al bar que van abrir a una cuadra del apartamento, no lleves nada corto. Sólo saldremos a tomar algo y regresaremos a casa -Evan me guiña y pongo los ojos. ¿Qué acaso visto como prostituta? No creo que unas vans y unos shorts sean de prostituta. Actualmente es demasiado básico.

Mis ojos se desvían al grupo de porristas de la Universidad, que murmuran muy alto por algo a alguien. Frunzo el ceño y me acomodo mejor en mi asiento, mientras me cruzo de brazos y le ruego a Dios que las clases se cancelen por esta reunión. Ese sería el milagro del día.

Jalo de mi mirada hacia mis Vans rojas. La verdad es que mis ansias de ir a nadar se acumulan cada vez más y eso me da escalofríos. No soy muy buena nadando, pero hace unos meses atrás había ido con Elijha -mi estúpido mellizo- a nadar y entré en pánico cuando no toqué suelo, casi me ahogo pero fui salvada antes de ahogarme. Y no, no fui salvada por el típico gilipollas sexy que te saca y se enamora de ti, fui salvada por mi padre, quien casi se ahoga junto conmigo, pues entró mucho en pánico de que su hija muriera.

Mi jodida cabeza inici a dar descargas y cierro los ojos con fuerza al sentir un dolor tan intenso. Aspirinas, necesito unas ahora mismo.

El sonido de la voz de Evan me trae devuelta a la realidad y tuerzo mi boca en un gesto desagradable.

-¿Iremos a traerlo, verdad? -Evan me mira y frunzo el ceño. ¡Señor Jésus! Ando de la completa mierda hoy. Me distraigo hasta con la más mínima cosa y todo es culpa del chico ese Grey. Joder, necesito aspirinas de una buena vez.

Actualmente, todo es mi propia culpa por ir a embriagarme.

-Repíteme -pido. Evan pone los ojos

-Elijha viene dentro de una semana. La semana que tenemos libre por una junta de la Universidad, nosotros iremos por él -dijo obvio y asiento. Las ganas de ver a mi hermano se hacen más fuertes cada vez que pasa más tiempo y eso es deprimente de cierta manera.

-Por supuesto, Evan -le sonrío y una punzada de dolor de cabeza me hace gemir. ¡Quítame esto Dios!─. Cuando salgamos, iremos por un café. Mi cabeza va a explotar, mierda -gruño y Evan me lanza una mirada.

-Lo lamento, ayer gasté toda la puta caja de Aspirinas -suspira─. Mañana podríamos ir de compras -ofrece y quiero levantarme y aplaudir con orgullo, al fin una excelente idea se cruza por su cabeza y eso hace que suelte una risita.

-¿Quiénes son ellos? ¿Los hombres de negro? -cuestiona Neil, mirando al escenario.

Cuatro hombres de traje negro, dispositivos en sus orejas y lentes negros se colocan detrás de las sillas. ¿Guardaespaldas? Parecen bastante sincronizados, un par de soldados de plomo musculosos.

Neil me mira y frunce el ceño.

-¿Vendrá Obama a dar un discurso exclusivo? -Neil suelta, ganándose una carcajada de Evan y luego un buen golpe en su cabeza.

Acto seguido, el decano sale de nuevo al escenario y se quita sus lentes, para limpiarlos y ponerlos nuevamente en su lugar, seca el sudor de su frente y seis personas pasan detrás suyo para sentarsen en las sillas en el centro del escenario. Frunzo el ceño viendo la replica de una película robótica.

Theodore Grey •EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora