Morrigan.

4. Empieza el infierno de Imra.

Lena.

Hoy cumpliría un mes desde que Kara empezó a visitarla, en cada visita le soltaba un poco sobre ella y Lena le soltaba alguna nueva pista contra Grace. La señora Wayne se le había adelantado el parto, pero aún tenía otro mes para poder conocer mejor a Kara y además después de escapar proponerle una vida a su lado. Ya tenía planeado a dónde huirían las dos.

Suspiró feliz, cuando Eve llegó hasta su celda con la rubia, la labrador se acercó a que le diera mimos y los aceptó. Kara venía cargada con una caja de donas y una mochila, Lena alzó las cejas esperando una explicación. – Traje donas y hamburguesas para que comamos, y te traje un regalo por nuestro primer mes de amistad- comentó la rubia con una gran sonrisa.

Lena sonrió notando que Eve venía cargando una bolsa de papel y portavasos con los tres vasos de bebidas. -Deje comiendo a Imra en el auto, me esperará ahí- comentó Kara feliz, la ojiverde asintió.

-Vamos a la sala de visitas para comer mejor- dijo la ojiverde tomando la comida de las manos de la enfermera rubia. Las cuatro caminaron hasta la sala de visitas. Pusieron la comida en la mesa, Kara entrego la hamburguesa, papas y refresco a Eve, la enfermera se fue contenta con el almuerzo que le había traído la rubia. Eso era lo que le gustaba de la Patóloga, siempre era amable con todas las personas, inclusive, aunque se consideraran malas. La chica siempre se comportó de manera amable y educada.

Lena sabía que pronto tendría que comunicarle de su plan de tener una vida a su lado. Inclusive que escaparía de ahí. Sonrió observando a Kara sacando la comida de la bolsa de papel y acomodando todo para que comieran las dos.

-Kara. Sí un día salgo de aquí. ¿Te gustaría iniciar una vida conmigo?- preguntó de repente la ojiverde, deteniendo a la rubia antes de que mordiera su hamburguesa. La ojiazul se quedó observando a la doctora, e hizo algo que no se lo esperaba está, la miro a los ojos, fue poco tiempo, pero lo hizo y luego sonrió amorosamente.

-Me encantaría hacer una vida contigo Lena. Con el perro y los dos puntos y cinco de hijos que nos tocaría- comentó tiernamente, entonces volvió a su tarea de morder la hamburguesa. Lena se sentía feliz, extasiada, era un mes que se habían conocido, pero desde dos semanas habían empezado a darse pequeños besos en la boca.

-Me alegra escucharlo, estoy arreglando salir de aquí y pronto lo sabrás. Sólo no desesperes cariño- dijo un poco sonrojada, tomando su propia hamburguesa para comerla. Disfrutaron de su pequeña comida. Incluso Kara le dejo algunas donas para Pam y Harley. Luego que limpiaron la mesa de comida, Lena recibió el regaló más hermoso que alguien le pudo haber dado.

La rubia le entrego una tela con una pintura al óleo del paisaje de Midvale, la ciudad natal de la ojiazul. -Es hermoso, lo más bello que alguien haya hecho para mí- sonrió feliz la ojiverde, observando con detalle la playa y el paisaje.

-Es la vista que tenía todos los días en la ventana de mi cuarto. Pensé que te gustaría- explicó Kara sonriendo feliz, pues a la doctora le había gustado si regalo.

– No me gusta. Me encanta. Gracias cariño- dijo Lena acercándose para darle un rápido beso, ambas se sonrojaron ante el contacto. -Aunque no quiera, regresemos al caso, así que les diré donde usualmente Grace deja algunos cuerpos para regresar después a disfrutarlos... ella es necrofílica- comentó algo frustrada, no quería arruinar su momento con la rubia.

Kara asintió -Lo sé, seguramente Imra se está desesperando porque tardo- comento algo incómoda, desde aquella noche que la beso había días que la incomodaba. Porque no sabía si la detective la estimaba o la molestaba, Lena ya había escuchado que una vez le había dicho a la rubia la Diosa de los muertos en forma de burla, cosa que no le gusto molestaba a la ojiazul.