La aprendiz.
Los cuerpos sudados de las personas estaban muy juntos, bailando al ritmo de la canción. La mujer rubia pasó entre ellos. Normalmente no iba a ese tipo de lugares, todo lo que sucedía así era demasiado para ella. Pero lo que tomó en aquella fiesta de beneficencia le ayudo a quitar estás sensaciones.
Observó aquella mujer de cabello negro, pálida, ojos verdes. Parecida a la mujer que le había roto el corazón. Era perfecta, se acercó lentamente. La mujer la noto y le sonrió de manera coqueta. Fue bueno venir a un club nocturno dónde sólo iban mujeres de la comunidad LGBTQ+. Bailo sensualmente a ella, la otra mujer se pegó a ella, acarició el fuerte cuerpo fornido de la rubia.
-¿Qué tal si llevamos la diversión a otro lado?- susurró al oído de la ojiazul.
La chica asintió. Sonriendo porque había conseguido a su primera presa. Grace estaría orgullosa de ella, lo sabía. Tomó la mano de la mujer parecida a la que la traicionado al casarse con otra. La llevó a la bodega donde estaba haciendo sus pequeños trabajos bajo la tutela de la doctora Parker. Los besos llevaron a otras cosas más intensas.
Mientras la mujer rubia montaba a la pelinegra, que traía un arnés, la empezó a ahorcar, la mujer parecida a la mujer que le rompió comenzó a rasguñar los brazos de la ojiazul. Tratando de quitarla.
La rubia disfrutaba de ver a los ojos, cuando la vida de estos se escapaba. Cómo aquellos ojos verdes se apagaban poco a poco. Y dejo de respirar. Fue cuando llegó a un orgasmo.
Jadeó asustada, no se suponía que muriera así. Debía torturarla y poner traidora en su pecho. Pero Grace no sé enteraría si lo hizo o no. Así que se bajó del cadáver hermoso. Le quitó el arnés.
Tomó su navaja y comenzó a tallar las letras sobre el pecho amplio del cadáver. Luego para que no supieran que fue ella, fue quitando una a una las uñas de la mano. Así estaría segura que no encontrarán rastro de su DNA.
Subió a la chica al auto negro sin placas que tenía ahí. Fue a la plaza que tenía enfrente la corporación de aquella mujer que la abandonó.
Se estacionó. Acomodo la capucha de la sudadera negra que traía sobre su cabeza. Arrastró el cuerpo de la occisa, la sentó en una de las jardineras, le colocó una corona de flores, porque después de todo era hermosa.
Sonrió con cariño dejando ahí y cuerpo y regreso al auto. Se dirigió directamente a casa. Nadie sabría que ella había matado a aquella chica. Ahora todos que la traicionaron y usaron pagarían por ello.
Kara.
Kara Danvers nunca en su vida habría tenido una resaca en su vida. Pero ahora estaba teniendo una. Y empeoró cuando Imra entró a su casa dando gritos.
-¡Kara! Tenemos un nuevo caso llegaremos tarde- gritó hacia las escaleras que daba al cuarto de Kara.
La rubia se levantó desde el sillón de su sala, aun usando la ropa de la noche anterior, la que uso para la fiesta de beneficencia a la que fue con Helena.
-Shh, no hagas ruido. ¿Qué caso? - comentó apretando su cabeza.
Imra se le quedó viendo curiosa. Yendo a ayudarla a levantarse, incluso la desnudo para irla a meter a la ducha. Noto ciertos rasguños en los brazos de la rubia, pero no le tomó importancia.
Luego que Kara se bañara y estuviera lista, la llevo con ella a la escena del crimen, donde específicamente habían pedido que fueran las dos.
-Así qué ¿tuviste una noche loca? ¿Ya te acostaste con la teniente Lane? - bromeó Imra mientras se dirigía al edificio de la empresa Luthor.
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Morrigan.
Mistério / SuspenseLa patóloga Kara Danvers, al ser una mujer genio, estar dentro del espectro autista y ser algo joven, no la dejan realizar necropsias criminales, sólo pocas veces la dejaron en compañía de un medico o patólogo forense. Por todo esto decide estudiar...