Grace.
Sinceramente desde que se involucraron las detectives y la patóloga todo había sido más divertido para mí. Encontraban todos mis trabajos gracias a mi queridísima amiga Luthesa, pero no me importaba, porque la doctora Danvers apreciaba mi gran trabajo, estaba dedicada a vigilar a la detective que me reto, podía ver las reacciones de la rubia ante mi hermoso trabajo.
Eso me encantó, por fin había aparecido la persona perfecta para ser mi aprendiz. Cuando conocí a Luthesa pensé que sería ella, pero simplemente me superaba, la verdad le tengo un poco de temor. Pero la doctora Danvers era perfecta, era en cierto modo inocente, así que podría enseñarle todo lo que sé.
Hoy me había aventurado en conocerla, era perfecta, me imagino como moldearía una persona que no puede procesar sentimientos, incluso la haría un ser sin éstos, sería perfecta para seguir mis pasos.
Pero primero tuve que atrapar a la pequeña detective, fue fácil, primero tuve que robarme un perro igual a la doctora, así que la encontré en un suburbio, la maté y quité la cabeza. Entonces metí la cabeza en una caja. Preparé mi teléfono para mandarle un mensaje.
Esperé para que fuera a casa, luego cuando la vi llegar. Llegué hasta su puerta y dejé la cabeza. Bajé hasta mi auto y mandé el mensaje. Iría a mi cabaña, esperaría ahí. Sabía que llegaría, la chica tenía un cariño especial por la doctora.
Entonces la niña llego unas horas después y logree noquearla. La desnudé dejándola sólo en ropa interior, la amarre en la mesa, esperé a que despertará y lo hizo. -Bienvenida al mundo detective Ardeen- comenté sonriente. La mujer me observó con cara asustada.
-No te saldrás con la tuya, me encontrarán- dijo muy segura. Sonreí de manera perversa.
-Dejeme decirle que la doctora Thorul nunca vino a este lugar, así que no creó que la encuentren- expliqué mientras sacaba mi bisturí, sonreí empezando cortar en su vientre la primera letra de la palabra orgullo. Se lo tallaría cómo un recordatorio a todos que el orgullo podría llegar a matarte.
La chica se mordió la boca, no quería mostrar que le dolía. No quería gritar. Pero lo haría, seguí tallando la segunda letra. Hasta la última letra la oí gritar, estaba en dolor. Terminé la última o, entonces tomé el etanol, se lo tiré donde había marcado la palabra, grito llorando, de verdad me estaba divirtiendo con ella.
-¿Crees que la doctora Danvers aprecié lo que hago contigo? Después de todo le estoy quitando un estorbó- comenté viéndola llorar. Ahora iría por sus dedos.
-A ella le darías asco Parker- dijo escupiendo en mi cara. Gruñía enojada, yo sabía que no le daría asco, me vería como su maestra. Caminé rápido, tomé el dedo meñique de su mano izquierda, empecé hacer el primer corte, sólo le quitaría la capa de la piel, dejándolo pelado como una banana. Imra no dejaba de gritar del dolor, la dejaría así un tiempo.
En verdad estaba sufriendo. Tomé un poco de sosa y se lo eché al mismo dedo. Gritó adolorida, hasta que se desmayó. Diablos ya no aguantan tanto. Así que le ampute el dedo con el que había jugado. La desamarre y la prepare para colgarla en los ganchos. Así que clave los ganchos en la piel de su espalda, la colgué al techo. Tomé dos clavos oxidados, los metí en la pistola de clavos, entonces le disparé en las palmas de las manos. Así no podrá moverse.
Esperé a que despertará, mientras preparaba mi látigo, en la punta tenía un objeto punzocortante. -Buenos días detective, te fuiste temprano antes que terminará la fiesta- dije haciendo sonar el látigo en el aire, la chica estaba temblando. -Sabes, esperaré a que llegue la doctora para matarte, luego la llevaré conmigo y la haré cómo yo- comenté volviendo a hacer sonar el látigo.
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Morrigan.
Misterio / SuspensoLa patóloga Kara Danvers, al ser una mujer genio, estar dentro del espectro autista y ser algo joven, no la dejan realizar necropsias criminales, sólo pocas veces la dejaron en compañía de un medico o patólogo forense. Por todo esto decide estudiar...