Kara.
La noche nuevamente fue maravillosa al lado de Lena, pero no podría evadirse de todo lo que estaba pasando todo el día en la cama. Sabía que para el medio día Lena y Kara debían estar en la oficina forense de National City, donde se encontraría con los Kent y el abogado de su hija.
El cuerpo cálido y desnudo de Lena estaba sobre ella. Respirando lentamente, el suspiro haciéndole cosquillas sobre su pecho, Kara sonrió feliz, el único toque que podría aguantar era el de su hermosa pelinegra. La ojiverde empezó a levantarse, beso el pecho de la rubia lentamente.
-Buenos días hermosa- comentó la rubia alzando la cara de Lena para darle un beso lento. Ambas rieron cuando la pequeña Lori tocaba la puerta del cuarto. Ambas se levantaron y se pusieron rápidamente el pijama.
-¡Yeyu! ¡Mami!- la pequeña gritó cuando Kara abrió la puerta para su pequeña. Lori como pudo se subió en la cama, sus ojos verdes brillaban con emoción. -Hoy iré con Ruby y Esme- comentó emocionada la niña.
-Lo sé cariño. Hoy te quedarás con las tías Alex y Sam, en lo de yeyu y yo vamos arreglar unas cosas- explicó Lena besando la frente de la pequeña niña, está se abrazó a su madre.
-Iré a hacer el desayuno- dijo Kara saliendo del cuarto para ir a la cocina. Amaba estar en casa, junto a las dos personas que más amaba en este mundo. Aunque se sentía descolocada, tan sólo su llegada le trajo la tragedia de la pérdida de su hermana gemela sin conocer y además el reencuentro con Alura, que aún no sabía si era su madre o no.
Empezó a hacer los panqueques con forma de conejo para las tres, mientras preparaba la masa Lena llegó a abrazarle por la espalda y besar el cuello de su rubia. Luego la pelinegra fue a cortar la fruta que comerían. Después de poco tiempo ambas ya tenían una rutina hogareña y ambas lo amaban.
Después de arreglarse y desayunar, fueron a dejar a la pequeña Lori con Alex y Sam. La hermana mayor de Kara estaba esperándolas en la entrada de la casa, en cuanto llegaron abrazo fuertemente a su hermana menor. Beso ambas mejillas y se carcajeo cuando la ojiazul se las limpió.
-¿Estas segura que no quieres que también vaya a ver lo que quiere el abogado de los Kent?- preguntó Alex revisando que estuviera bien Kara.
La rubia se movió un poco incómoda sobre un pie a otro. -Estoy bien. Lena estará conmigo. Ella sabe cuidarme sin sofocarme y soy una adulta Alex- respondió acomodando su suave suéter azul.
-Todo estará bien Alex. Te hablaremos si sucede algo malo- tranquilizó Lena, observando que la pelirroja estaba herida por lo que había dicho Kara, pero de alguna forma tendría que aprender a soltarla.
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Habían llegado una media hora antes de la cita. Ambas iban de la mano dirigiéndose a su oficina. Pero algo las detuvo, un hombre grande y una mujer pelirroja la estaban abrazando. Lena estaba sintiendo que pronto entraría en un ataque su pareja.
-Sabía que no estabas muerta. Gracias a dios estás bien- decía la mujer pelirroja, sin soltar a Kara.
-¿Dónde dejaste a Connor?- preguntó el hombre buscando con la mirada.
-Señores hagan el favor de soltar a mi novia. Es autista no le gusta que la toquen sin permiso- comentó Lena apartando a Kara, que estaba en un estado de disociación. La rubia pareció volver cuando sintió la mano de la ojiverde sobre su mano.
-Disculpe doctora Danvers. Señores Kent síganme- señaló el doctor Querl. Llevándose a ambas personas grandes con él. La mujer pelirroja no dejaba de ver a Kara con esperanza, tal vez esperando que esa chica fuera su hija y no la que estaba en la plancha.
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Morrigan.
Misterio / SuspensoLa patóloga Kara Danvers, al ser una mujer genio, estar dentro del espectro autista y ser algo joven, no la dejan realizar necropsias criminales, sólo pocas veces la dejaron en compañía de un medico o patólogo forense. Por todo esto decide estudiar...