Tres adolescentes, atrapados por la monotonía, acaban en un extraño mundo situado en lo más profundo de la Red. Por circunstancias ajenas a ellos se verán envueltos en una guerra entre los Three Musketeers, un grupo de monstruos digitales que se rev...
Takayuki empezaba a recobrar la consciencia mientras abría los ojos poco a poco; estaba tumbado en el suelo, boca arriba. Cuando por fin se recuperó, vio un precioso cielo azul y algunas rocas flotando en él. También había una especie de rejilla de red digital. Debido al aturdimiento, este hecho ni siquiera le resultó extraño.
—¡Aaaahhh! —gritó al girar su cabeza y ver a una especie de insecto azul gigantesco, el cual le recordaba vagamente a una cucaracha.
—¡Aaaahhh! —gritó también aquel insecto, claramente asustado, mientras pegaba un salto hacia atrás.
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Takayuki se levantó rápidamente y lo observó. No sabía si aquello era un sueño o si realmente estaba viendo a un insecto gigante. En pocos segundos se le pasaron decenas locuras por la cabeza: que si podría ser una mutación, que si tal vez era una especie que no conocía y ese tamaño era normal... incluso pensó en la posibilidad de que se tratase de una broma pesada de algún amigo, pero descartó todas esas ideas al instante. Sabía que aquello ni era algo normal, ni tampoco un sueño.
—¿Qué miras? —preguntó el insecto azul gigante.
En realidad no era gigante; solo era gigante comparado con el tamaño medio de un insecto normal, pero lo cierto es que su estatura era bastante menor que la de Takayuki.
—¿Sabes hablar?
—Pues claro que sé hablar, soy un digimon, ¿por qué no iba a saber hablar?
—¿Un... un digimon? —Entonces Takayuki recordó el enigmático mensaje y el portal—. ¿Esto... es el "Mundo Digital"?
—Así es, humano. Me pregunto cómo has llegado aquí. Se rumorea que en esta zona se abrió una puerta al mundo humano, pero yo vivo cerca y no he visto nada extraño.
—No sé muy bien cómo he llegado, se ha abierto un portal y... ¡es cierto! Hayami y Shiro, los otros dos que estaban conmigo junto a la Torre de Tokio... ¿habrán venido también? ¿Tú has visto a otros humanos aparte de mí?
—Yo he llegado hace un rato, justo al amanecer, a buscar 'manzanas saladas' para comer, y te he encontrado ahí tirado. No he visto a ningún humano más.
—Ya veo. Supongo que decidieron no venir después de todo.
