Un enorme cráter en el suelo, una espesa humareda gris, montones de hierros amontonados sin orden alguno, y cristales rotos por todas partes. Era el resultado de la explosión causada por el ataque de Chaosdramon. Fujioka Kioshi secó la sangre de su cara, provocada por los cortes de los cristales que le habían impactado. De alguna forma, había conseguido desatarse mientras corría torpemente hacia la abertura.
La rapidez con la que Penmon evolucionó al nivel Definitivo les permitió a Takayuki y a los demás salvar sus vidas. Ornismon permanecía en el aire mientras todos observaban horrorizados lo cerca que habían estado de morir.
—Vaya, parece que esos niños han conseguido librarse, pero al menos me he deshecho de Beelstarmon —afirmó Hajime satisfecho.
—Desciende Ornismon, por favor, tengo que salvar a mi padre —suplicó Hayami.
El pájaro gigante empezó a bajar, pero entonces...
—Vaya, vaya... esto sí que no me lo esperaba. Sabía que los humanos eran falsos y traidores, pero jamás imaginé que romperías nuestro acuerdo, Hajime. Se suponía que necesitabas mi ayuda para obtener energía oscura —dijo la serena voz de Beelstarmon, que no había muerto.
Mientras la Musketeer hablaba, dos enormes alas negras emergieron de entre el humo que inmediatamente fue disipado por su aleteo. Beelstarmon había cambiado, no solo había adquirido alas, también su ropa y el casco de su cabeza mostraban un aspecto más agresivo.
—¿Cómo... cómo es posible que sigas viva? Estabas herida y desprotegida, es imposible que hayas evitado el ataque. —Hajime parecía nervioso y muy confundido. Le molestaba demasiado que algo se saliera de sus cálculos.
—Asqueroso humano... ¿crees que lo sabes todo sobre los digimon y el Mundo Digital? Ni siquiera conoces cuál es la verdadera estructura de este universo. Esto que ves es mi apariencia al asimilar el Anticuerpo X.
—¿Anticuerpo X? ¿Qué es eso, KoKabuterimon? —preguntó Takayuki.
—No lo sé, jamás había escuchado algo parecido.
Takayuki miró entonces a Mamemon, pero este giró su cabeza de un lado a otro dando a entender que tampoco sabía nada.
—No os preocupéis, os lo explicaré a todos. Durante estos años he viajado por diferentes servidores intentando saber más sobre el funcionamiento de Yggdrasill y sobre cómo su existencia había influido en otros Mundos Digitales. Así es, probablemente ninguno de los que estáis aquí lo sabíais, pero existen múltiples Mundos Digitales, cada uno con sus peculiaridades y sus diferencias. En uno de ellos descubrí algo muy interesante: sus habitantes habían sufrido una crisis similar a la nuestra cuando su servidor estuvo apunto de colapsar por el incremento de los digimon. Para contrarrestar eso, a Yggdrasill se le ocurrió desarrollar el Programa X, el cual se encargaría de eliminar a casi la totalidad de los monstruos digitales de ese mundo. Por suerte, estos consiguieron crear el Anticuerpo X, con el cual anulaban los efectos del Programa X. Lo bueno de este anticuerpo es que también potencia al máximo las habilidades ocultas de su portador. Los digimon de aquel mundo no dudaron en entregarme una copia, la cual acepté como herencia de su sufrimiento y su odio hacia Yggdrasill. Hasta ahora no había sentido la necesidad de usarlo, pero en esta situación límite no tenía opción. El Anticuerpo X no solo me ha vuelto mucho más poderosa, sino que también ha eliminado todas mis heridas. Podéis llamarme "Beelstarmon X".
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Digimon Restore
AdventureTres adolescentes, atrapados por la monotonía, acaban en un extraño mundo situado en lo más profundo de la Red. Por circunstancias ajenas a ellos se verán envueltos en una guerra entre los Three Musketeers, un grupo de monstruos digitales que se rev...