Habían transcurrido varios días desde que la madre de Hayami se reunió con unos hackers en el mundo real. Empezaron a analizar todos los aparatos que Hayami utilizaba para conectarse a Internet, siguiendo su rastro en la Red y haciendo estudios comparativos. Para no levantar sospechas, la señora Fujioka decidió quedarse a vivir en aquella remota casa de montaña, con el previo consentimiento de los hackers.
—¿Habéis descubierto algo interesante? —preguntó Ryoko con su cuerpo desnudo envuelto con una toalla. Probablemente era su primera ducha en semanas.
—Escuche señora... estamos casi seguros de que su hija está en ese otro mundo situado bajo la capa más profunda de la Red. Al rastrear el historial de movimientos de su smartphone, pudimos ver que el día de su desaparición viajó hasta la Torre de Tokio, tal y como le dijo a usted la policía, pero luego la señal pasó a estar directamente dentro de la Red durante unos segundos hasta desaparecer. Pero eso no es todo, también hemos detectado conexiones de dispositivos humanos provenientes desde ese mundo a una velocidad de más de doscientos millones de gigabits. Es una locura que pueda haber humanos digitalizados...
—Entonces... ¿qué podemos hacer? ¿Qué le va a pasar a mi hija?
—No se preocupe, si recibimos señales humanas es porque se puede sobrevivir allí. Tendremos que intentar encontrar algún modo de conectar ese mundo y este. Nuestros camaradas alrededor del planeta están intentando hackear los sistemas y archivos privados de los gobiernos de otros países. Estamos seguros de que ellos saben de la existencia de ese mundo, y puede que hasta lo estén investigando y se lo hayan ocultado a la opinión pública.
—Por alguna razón, Ryoko sintió cierta felicidad pero también ganas de llorar, con una sensación contenida de desesperación.
***
—¡Fullmetal Blaze! —ZeedGarurumon abrió las escotillas de todo su cuerpo y realizó una descarga de munición sobre Gundramon. El gigante mecánico se protegió como pudo ya que su gran tamaño le impedía evitar los precisos disparos del lobo metálico.
—¡Tempest! —Ornismon, el nivel Definitivo de Penmon, empezó a agitar sus enormes alas y creó una tormenta eléctrica en el cielo, de la cual salieron rayos que impactaron en el cuerpo de Gundramon. El líder del Metal Empire parecía sobrepasado por el poder combinado de dos digimon de nivel Definitivo. No entraba en sus cálculos que la batalla pudiese tomar esa dirección.
—¡Ornismon, ya es nuestro! ¡Dale el golpe de gracia! —gritó Shiro desde el suelo.
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Digimon Restore
MaceraTres adolescentes, atrapados por la monotonía, acaban en un extraño mundo situado en lo más profundo de la Red. Por circunstancias ajenas a ellos se verán envueltos en una guerra entre los Three Musketeers, un grupo de monstruos digitales que se rev...