Extra 2.

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Sin dignidad.
Está botella que tengo entre mis manos va a ser mi única compañía esta noche, !Ah! Y mi libro de Boulevard.

Ely está con mamá y llevo una semana sin hablar con Maickol después de lo qué pasó entre nosotros, después de que se fuera rompiendo mi corazón sin pensarlo.

Llevo días en modo automático, clases, trabajo, cuidar a Ely y dar vueltas en la cama pensando si de verdad yo fui quien hice mal al no decirle a Maickol lo que sentía por él pero hoy no, no quiero seguir así, no quiero seguir perdiéndome porque ni siquiera voy al gimnasio que era lo que más me gustaba hacer antes de conocerlo, hasta el gusto por es me quito el sin sabor de su partida.

Comienzo a leer los pocos capítulos que me faltan y a tomar cada tanto de la botella.
"!Luke le pedirá a Hasley que sea su novia!"
Dios mío los amo, amo este libro, amo lo que transmite y además de que es lo menos que él merece después de pasar por tanto.
"Yo quiero que me quieran como Luke lo hace con Hasley" dice mi subconsciente ya ebrio.

Sigo leyendo como Luke esta por partirle la madre a Matthew pero...
"No, no, no, no" repite mi subcomisión una y otra vez negándose a creer lo que lee.

!ELLOS NO PUEDE TERMINAR ASÍ!
Me levanto de la cama soltando el libro y el mareo me toma haciéndome tambalear, pienso y pienso en lo que acabo de leer y las lágrimas me toman sin permiso... No quería que terminaran así, no cuando Luke quería ser mejor, no cuando estaban a un paso de estar juntos, no cuando por fin iban a estar juntos.

Me duele el pecho y se me dificulta controlar el llanto es como si de pronto se me mezclaran los sentimientos, es como si no estuviera segura de porque lloro de porque me arde el pecho, porque este sentimiento de pérdida que daba por escondido apareciera de nuevo.

Sigo llorando y mis extremidades borrachas tomarán fuerzas tomando mi celular y marcando el número el cual ya me sé de memoria de tanto haberlo visto.
Marco y el teléfono se va a buzón.

"Maldito me está ignorando" pero no sé lo voy a permitir.

Comienzo a hablarle al buzón de mi voz y es como si mi estado me obligara a decirlo todo:

—Maickol, te odio suelto al teléfono —Y las lágrimas siguen rodando sin permiso —. Odio que me dejaras, odio que me hicieras quererte, maldito, odio que te volvieras parte de mi vida y que te fueras dejándome este vacío. Simplemente te odio egoísta de mierda.

Tomo lo que queda de la botella y en un solo trago y la tiro al suelo.
—Maldito hijo de perra me dejaste con el corazón roto y siento que caigo, ¿Que voy a hacer sin ti? ¿Que voy a hacer si te amo como no pensé hacerlo?

Suelto un sollozo ahogado cuando me doy cuenta que sigue sin tomar la llamada.
—Te voy a patear el trasero por hacerme esto —Balbuceó —. No mentiras, no puedo hacerte daño, mucho menos lastimarte, no amándote como lo hago, no cuando lo único que quiero es tenerte cerca.

Limpio mi rostro y es en vano porque sigo llorando como sino hubiera un mañana.

—Odio el vacío qué hay aquí —Hablo en voz baja como si verdad me estuviera escuchando —, siento este lugar tan frió, tan desolado, es como si desde que te fuiste el departamento estuviera desolado, es como si solo vivieran fantasmas. Odio esta soledad. Odio que no estés aquí. Quiero que vuelvas.

Rompo en llanto dejando caer el celular, la cabeza me da vueltas, y aún así solo tengo fuerzas para hacerme un ovillo en el suelo llorando como niña pequeña.

"Debí decirle que lo amaba" me reprocha mi subconsciente en este estado.

Debí decirle todo, debí decirle que lo amaba, debí haberle demostrado lo importante que era para mi.

Después de veinte minutos estando en esa posición escucho el timbre y trato de levantarme rápido pero fallo y me golpeo contra la mesa en el intento pero aún así lucho por poder llegar a la puerta.

"Debe ser el" "Maickol volvió"

Mi corazón brinca ante la esperanza y solo camino a la puerta sujetándome a las paredes porque todo me da vueltas y veo borroso pero nada de eso me importa.

Abro la puerta y... No es él.

Mi corazón se hunde y me tiro de nuevo al suelo tapándome la cara queriendo frenar este maldito sentimiento que me ahoga, que me estruja el pecho.

—No volverá a mi, ¿Verdad? —Me digo en voz baja solo para que por fin me convenza de que esto acabo, de que llego a su fin.

Un par de brazos fuertes me toma cargándome como sino pesará nada, ya conozco esta sensación.

—Mira lo que te hiciste, pequeña.

Me acurrucó escondiendo mi cara en el espacio entre su cuello y su hombro.

—No quiero que duela más. Me va a matar, lo sé, no soy lo suficientemente fuerte como para soportar esto —Lloro y solo me aprieta contra él.

Escucho que abren una llave y no me molesto en mirar solo dejo que las lagrimas salgan, solo quiero que algo detenga este ardor, solo quiero que pare...

Me sientan en la taza y no sé dónde pero tengo vidrios incrustados en los pies, lo sé porque siento las pequeñas punzadas cuando las saca.

—Soy patética —Suelto una risa amarga.

—Creo que eres muy fuerte —Afirma con tranquilidad.

—No puedo con esto, Peter —Afirmó viendo a los ojos del chico que conocí en el campamento. —Me está matando.

Limpia la lagrima que caía y niega con la cabeza.

—Solo va a doler por un tiempo. En algún momento dejará de doler y se convertirá en un leve recuerdo —Lo que me dice me hace llorar aún más.

—Es que no quiero que sea un leve recuerdo —Sollozo —. No quiero que termine así. Yo lo amo.

Me toma entre sus brazos para quitarme la ropa y meterme a la ducha...

Perdí consciencia de todo. Cuando por fin pude recordar estaba acostada en mi cama y Peter estaba dormido en una silla a mi lado mientras sujetaba mi mano.

Era reconfortante tenerlo ahí pero seguía sintiendo ese vacío en mi pecho, seguía extrañándolo a él.

DESTINO O CASUALIDAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora