Capitulo 34.

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Cuando llegamos a mi casa me despido y le digo que lo vería después.

Caminando con ayuda de la muletas voy mirando el suelo solamente para no pisar alguna raya.

Cuando entro están mi mamá, Ely y Maickol con cara de preocupados.

—¡¿Dónde estabas?! —Me grita Ely.

—Por ahí, ¿Que pasó? —Pregunto con el ceño fruncido.

—Cariño, estábamos preocupados nos levantamos y no te encontramos —Dice mamá y vaya que luce preocupada.

—Te llamábamos y no contestabas —Dice Ely.

—Deje le celular en la mesa de noche, de igual forma, ¿Que tan lejos puedo ir con estás muletas? —Digo y empiezo a caminar hacia arriba pero mamá me llama.

—Allen no puedes simplemente desaparecer sin decir nada —Escuchar su tono de preocupación me hace enojar, ninguno de ellos me puede reclamar nada cuando todos se han encargado de excluirme.

—¿Enserio, mamá? Ya déjalo estar, muy buena la actuación vamos a fingir que si es verdad —Digo con sarcasmo cada palabra —Lo siento, mami no lo volveré a hacer. ¿Está mejor?

Trato de subir pero ahora es Maickol quien habla.

—¿Que te ocurre? —Pregunta serio con el ceño ligeramente arrugado.

—¿Que qué me ocurre? —Niego con la cabeza —Nada que todos ustedes son unos hipócritas, no están preocupados por mi déjense de babosadas, estoy cansada.

Sin decir nada más subo a mi habitación, todo lo que ha pasado en el transcurso de anoche a ahora, solo ha hecho que se forme una tormenta en mi cabeza y en mis sentimientos.

Estoy feliz por Andru por fin va a tener una familia pero eso solo sirvió para darme cuenta de cuan jodida está la mía y que así no lo quiera la que se está ahogando soy yo, quizás por lo mismo hasta Ely se está alejando pero no pienso seguir así, estoy decidida a actuar lo más pronto posible.

Estoy acostada con los audífonos puestos caundo siento que la puerta se abre volteo para ver a Maickol entrando, tiene la mirada seria, no sé ve como el Maickol habitual, tranquilo en estos momentos no veo emoción alguna en su mirada.

Me quito los audífonos y me siento en la cama jugando con la sábana entre mis dedos, alzo la vista y se sienta en la orilla de la cama, no dice nada y la verdad si espera que yo lo haga se va a joder porque no pienso decir nada.

—¿Que te ocurre? —Pregunta con calma en la voz y eso solo logra mi irritación llegué a niveles altos.

—Nada —Digo cortante.

—Allen, hablame. Lo que pasó allá abajo estuvo mal no puedes hablarle así a tu mamá, ni a Ely se preocupan por ti —Dice aún con la misma voz y la misma mirada calmada pero dura.

—Jo-de-te —Le digo separando cada sílaba —Tu no sabes nada Maickol, nada. No puedes decirme quién se preocupa por mi, no puedes decirme nada respecto a mi vida por qué no lo sabes.

—Pues dímelo, Allen, no te calles —Explota y por fin veo emoción en sus ojos, se ve frustrado.

—No quiero —Me muevo para llegar a la orilla de la cama y buscar la muleta —Tampoco quiero estar aquí.

Me levanto y con ayuda de la muleta salgo lo más rápido que puedo, bajo las escaleras, escucho a mamá y a Ely llamarme pero las ignoro.

Camino lo más rápido que puedo, camino como si mi vida dependiera de eso, el pie me duele pero lo ignoro solo quiero irme.

DESTINO O CASUALIDAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora