Camino sobre la alfombra a paso lento, aproximándome cada vez más a la puerta entreabierta al fondo del pasillo. Las pequeñas lámparas de luz dorada me guían hasta el final, donde atemorizada, empujo la puerta con suavidad. El ruido exterior de la guerra desaparece.
Ahí está él. Sus ojos negros alcanzan los míos.
Asiente levemente, invitándome a pasar.
De pie frente a él, lo observo fijamente. Ninguno de los dice nada pero él sabe para qué vine, puedo verlo en su mirada. Él sabe quién soy.
—Eres muy valiente —su voz es profunda, calmada y algo de sabiduría reluce en ella.
—¿Por venir a verte?
—El camino que recorriste no debe haber sido fácil —asiente— ¿Ya has tomado una decisión o hay espacio a una pequeña conversación?
Dudo en aceptar.
—Depende de qué quieras decir —respondo.
—¿Hay algo que yo pueda decir que te haga perdonarme la vida, Madison?
—No realmente, solo quiero entender... Quiero entender porqué un hombre como tú dejaría a una chica sola en el mundo, porqué le quitarías todo lo que ama y conoce.
—Porque primero me pregunté como una pareja de padres amorosos, como un hombre y una mujer que conocen los sacrificios que hay que hacer para darle una buena vida a los hijos, le roban a otro —responde— ¿Cómo dejas a una familia en la calle? ¿Cómo mandas a tres niños a dormir sin cenar? ¿Cómo les dices que ya no pueden seguir yendo a la escuela? ¿Cómo les explicas que papá y mamá tienen que vender sus cosas para poder conservar el techo sobre sus cabezas?
Sé de lo que habla y sé que la historia detrás de esas preguntas estaba en los archivos que vimos esa noche.
—Eran mis padres...
—Era mi familia —repone—. Dime... ¿Siquiera sabes qué es lo que estás haciendo, niña?
—Vine a vengar a mi familia, a mí misma —asiento.
—¿Y te sentirás tranquila sabiendo que mataste a un hombre que solo hizo lo mismo que tú para conseguir paz? ¿Mmh? Si me matas ¿Qué te hará distinta a mí? —pregunta—. Te lo estoy diciendo, hice lo que hice por mi familia. Ese camino que recorriste para llegar a mí es el mismo que yo recorrí para llegar a tus padres.
—Ellos robaron el dinero para darme una mejor vida a mí...
—Y arruinaron la mía y la de mis hijos en el camino —aplaude—. No tengo todo lo que ves aquí por casualidad, ni por recompensa del destino. No, yo tengo todo esto porque partí mi espalda por diez años para poder darles una vida a mis hijos, ellos viven muy lejos ahora porque saben que su padre le tuvo que vender el alma al diablo para sacarlos de la miseria.
—No tenías que... —mis manos tiemblan.
No, había jurado que llegaría a este momento sin titubear. Me estaba cayendo pedazo a pedazo sobre esa alfombra, con mis manos temblorosas sobre el arma. No, no, no. Debería estar furiosa, debería solo disparar e irme.
—¿No tenía qué? —pregunta sin una pizca de humor— ¿No tenía que matarlos? Si vas a usar ese argumento entonces tú tampoco tienes que meterme una de esas por el trasero, niña. Somos un reflejo del otro ¿Que no te das cuenta?
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Perros de Guerra | ✓ EN EDICIÓN
Misterio / SuspensoMadison se quedó sola en el mundo la noche en la que su familia fue vilmente asesinada. Llena de tristeza y rabia, su camino se cruzará con el de un hombre al que en el submundo conocen como "El Mercenario", Billy Kaleo un hombre con sus propios int...