07.2

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Jimin teniéndolo todo planificado para nuestro día se puso de pie separándose un poco de mí para levantar con cuidado un poco la venda y marcar un número en su celular. Todo parecía indicar que estaba pidiendo que alguien nos trajera algo de comer y beber…

—Seguro en unos minutos nos traen algo.

Me alegré mucho con sus palabras, realmente tenía demasiada hambre. No había comido nada desde anoche y ya me iba haciendo falta.

No pasaron siquiera 5 minutos cuando ya la comida se encontraba en la puerta del lugar puesta en una bandeja en el suelo. La persona encargada de traerla ni me había dado tiempo de verla, como mismo apareció desapareció como si no quisiese ser vista.

—Eso fue rápido —comento algo sorprendida— ¿a quién le pediste traer la comida?

—A un amigo mío que trabaja para mi padre —responde sin saber con exactitud dónde debe mirar— ¿Por qué lo preguntas?

—Es que fue muy rápido, no me dio tiempo a divisarlo —respondo dirigiéndome a tomar la bandeja con comida.

—Habrá pasado algo, es probable que mi padre lo llamara o él ya tuviera algo urgente que atender no te preocupes.

—Sí, seguro es algo de eso.

Así, sin mucha más demora organicé las cosas para que pudiéramos comenzar a comer; y se preguntarán ¿pero si el pobre está con los ojos vendados, cómo va a comer? Pues como come todo el mundo, con la boca; obviamente con un poco más de trabajo pero de vez en cuando recibirá mi ayuda.

Una vez todo listo comenzamos a comer, era divertido y lindo ver a Jimin ingerir los alimentos sin poder ver nada. Sus movimientos eran torpes y muy tiernos aunque a causa de eso algún que otro derrame causó y tuve que socorrerlo muerta de la risa…

De esta forma el tiempo fue pasando, la tarde había llegado y todavía continuábamos sentados en aquel lugar cómodamente platicando.

Jimin era un chico agradable y con muchos temas de conversación pero a pesar de tener una parte de él así, también poseía como quien diría su lado oscuro. En ocasiones podría jurar que sus tapados ojos se tornaban oscuros y sombríos como los de una persona a la que el corazón se le ha ido marchitando con los años… Podría parecer ridículo, pero no necesitaba verle directamente a los ojos para saber lo que estaba sintiendo, lo que le estaba pasando porque su cuerpo me lo mostraba todo como si fuera un libro abierto, cada cambio del tono de voz, cada gesto y el tensarse de cada músculo…

—¿Puedes poner música? —pregunta dejando de lado los temas tristes extendiéndome su teléfono celular a la vez que me regala un hermosa sonrisa.

—Sí, claro —respondo tomando el móvil y entrando en la carpeta de música para luego ponerla en aleatorio.

—Me gusta esa canción —menciona nada más comienza—¿bailamos? —pregunta extendiéndome su mano.

Algo sorprendida acepto su invitación, ¿de verdad se creía capaz de bailar con los ojos vendados?

—¿Estás seguro de que podrás? —me decidí a preguntar ya cuando nos alejábamos de la barra para tener más espacio de movimiento.

—Claro que si —responde con seguridad—, ya verás lo que puede hacer Jimin con los ojos vendados en una pista de baile.

Estallo en risa sin poder evitarlo, se estaba refiriendo a él en tercera persona ¿de dónde había salido aquella seguridad repentina?

—Estás loco —comento una vez mis carcajadas me lo permiten.

La canción que se reproducía era para mi suerte o desgracia de melodía lenta, por lo que me esforzaría al máximo por no aplastar los pies del pobre chico… No quiero quedar tan mal y mucho menos dejarle sin poder caminar por una semana. Y  ya se lo que pensaréis ¿pero tan mala eres bailando? Pues que te puedo decir, mi cuerpo se mueve como el viento, lástima que no siempre sea precisamente como ese que te despeina con sutileza y te hace sentir bien. ¡No! en realidad yo en el baile fácilmente podría compararme con unos vientos huracanados que destruyen todo a su paso…  
¿Entonces, por qué acepto su invitación a bailar? Pues porque soy tonta, no hay más respuesta. Simplemente pensé que estaba bromeando y que realmente no bailaríamos, y en el peor de los casos si lo hiciéramos no podía quedar peor que la persona que no ve, ¿o sí?

Con los ojos vendadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora