Jimin creía ya tener su pareja predestinada hasta que un inesperado giro pasa en su vida y se encuentra a Yoongi un alfa un poco rebelde y ansioso por tener a alguien a quien amar
Jimin no quiere aceptar que cuando vio a Yoongi su celo comenzo a su...
Despertó con el tenue aroma a piña con crema y un Omega abrazándolo por el cuello.
Luego de esa cesión de besos quedaron dormidos completamente abrazados, ya no había vuelta atrás, se adoraban.
Sus lobos se adoraban y ellos también.
Aunque Yoongi realmente lo amaba.
El Omega abrió sus ojos miel encontrándose con la mirada del Alfa que lo miraba como si fuera el diamante más bello del mundo.
Se sonrojo al recordar lo que había pasado anoche, realmente solo habían sido besos y caricias pedidos por el mismo, pero ahora sabía que estaba completamente enamorado de ese pelinegro que lo había hecho molestar tanto cuando recién se conocieron.
—¿Como amaneciste? —preguntó el Alfa.
—bien... El vientre casi no me duele — susurro aún adormilado.
—tenemos que trabajar... — le recordó el Alfa estirándose.
—un rato más... — súplica recostandose en el pecho del mayor.
El Alfa asintió y beso la frente del Omega para luego abrazarlo y dormir un rato más.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
• 3 días después•
El último día de campamento había llegado a su fin, el Alfa había dejado al Omega en su casa prometiéndole que se verían después.
—Te veré más tarde — Le prometió agarrando las delicadas manos del pelirrosa.
— Esta bien, te esperaré.... — le respondió inclinándose para darle un beso.
El Alfa correspondió encantado, pero eso no podria durar mucho ya que tuviendo que separarse cuando la puerta de la casa del Omega se abrió dejando ver a la figura de una mujer con el ceño fruncido.
—Profesor August... O debería decir ¿Min Yoongi?
Adiós a su pequeña mentira.
Los dos jóvenes miraban al piso para esquivar la mirada de la Omega mayor, que los miraban con los brazos cruzados esperando a que hablarán y mirarán
— ¿No tienen algo que decirme? — preguntó la mayor con tono serio.
— Se-señora Park... Lo siento — por fin hablo el pelinegro.
—Mamá... También lo siento...
— No me sirve que lo sientan, necesito saber porque lo hicieron — le reclamó a los dos.
— Señora Park, lo hice porque quería ayudar a JiMin a controlar a su lobo, le juró que no tenía malas intenciones — le esplico rápido.
— Pero fue por tu culpa que ustedes dos terminen suspendidos ¿Porque lo hiciste?
